El cubrebocas: el nuevo rostro
En marzo nos obligaron a agregar una nueva prenda a nuestro clóset. Como parte de los cambios por la pandemia del COVID-19, el cubrebocas se convirtió en parte esencial del look de cualquier persona que transita las calles en todo el mundo (literalmente). Su historia como parte del guardarropa cotidiano no es reciente ni tiene un pasado exclusivamente médico.
Desde su creación en la década de 1890, los cubrebocas han representado protección y seguridad, pero también protestas contra la contaminación o situaciones políticas; símbolo de solidaridad con la salud del prójimo e, incluso, una tendencia de moda a nivel mundial, comunicando distintos mensajes de acuerdo con el contexto. Off-White, Palm Angels, Fendi y otras marcas de moda lo convirtieron en objeto de deseo, aprovechando la oportunidad, con diseños que apuestan por creatividad e identidad.
De los doctores decimonónicos a Billie Eilish
A finales del siglo XIX, cuando empezaron a implementarse, los doctores utilizaban cubrebocas en las cirugías para protegerse de las bacterias en el aire. Años después apareció la fiebre española y el SARS y, como ahora, la población en zonas de riesgo tuvo que usarlos por un tiempo. China fue el único país que desde el fin de la Primera Guerra Mundial los siguió utilizando en la vida cotidiana, símbolo de conciencia civil y cuidado a la comunidad de estornudos ajenos. Desde 2002, con el SARS de forma paralela, comenzó la preocupación por el desgaste ambiental y sus efectos, por lo que los cubrebocas adoptaron un nuevo papel: filtros de aire. El smog couture es una tendencia que se hizo oficial en 2014 cuando los ciudadanos adoptaron el cubrebocas como un hábito, más que como un objeto extraordinario. En colecciones de moda de ese año, marcas como Qiaodan Yin Peng Sportswear o Marine Serre mostraron diferentes propuestas de protesta ambiental e imaginarios apocalípticos que abrieron el camino para que en las calles se volviera normal y se vendieran hasta en la tienda de la esquina. Poco a poco fue adoptada fuera de China con el mismo propósito: pasaron de rostros en Beijing a rostros en Tokio, Mumbai, Ciudad de México y, recientemente, en Australia, a raíz de los incendios de enero de 2020.
Antes de que escucháramos la palabra COVID-19 o Coronavirus, la máscara quirúrgica estaba asociada a alter ego y mensajes personales por tribus urbanas. En el mundo de la música, los raperos SL, Future y Ayo & Teo lo usan como un accesorio insignia, parte de su personalidad escénica. Y para SL también es una forma de tener un poco de anonimato. Por otro lado, la cantante Billie Eilish lo llevó a los Grammys 2020 como símbolo de que es dueña de su cuerpo y este es solo para sus ojos.
En marzo de 2020, se volvió el común denominador de celebridades, modelos e influencers que empezaron a navegar el mundo con cubrebocas. Así empezó una tendencia global: lo convirtieron en un accesorio personalizable y cool ante la obligación de usarlo.
En boca de todos…
Surgieron los tutoriales, las guías paso a paso y múltiples videos de cómo crear tu propio cubrebocas con una vieja camiseta, una mascada de seda, fundas para zapatos o con retazos de tela; dónde comprar el más sustentable, el que ayude con donaciones por cada venta, el que no lastime tus orejas; uno que apoye a diseñadores emergentes, o de marcas exclusivas como Vogmask. ¡Llegamos a tutoriales de maquillaje para rostros con cubrebocas! Pasamos de saber lo mínimo necesario sobre este accesorio que antes estaba limitado a enfermos, personal médico y tribus urbanas, a volvernos expertos en el tema.
Este inofensivo accesorio cambió la manera en cómo nos vemos y a los que nos rodean. La expresión humana se limita a los ojos en un momento en el que las personas buscan en el rostro del otro expresiones de apoyo, miedo, ansiedad y esperanza. Melina Basnight, una asistente médica, lo expresó claramente a The Washington Post: “Es difícil interactuar con un paciente cuando no puedes ver su cara. No puedes ver sus expresiones. No sabes si está sonriendo o está molesto debajo del cubrebocas”.
Esta falta de percepción de una sonrisa o un gesto no verbal que revele nuestras emociones llevó a marcas como Mask for It a vender, como pan caliente, un diseño de una sonrisa sencilla; por su parte, el instituto suizo EPFL y el laboratorio Empa diseñaron una mascarilla transparente.
…y de la UDEM
La alta demanda de este accesorio lo llevó a ser el objeto de estudio de la clase de Análisis contemporáneo de la moda de la licenciatura en Diseño textil y de moda en la UDEM, impartida por Indira Sánchez Tapia. La profesora motivó a su alumnado a investigar y aprender de la situación actual. “Las y los jóvenes reflexionaron sobre lo que se está viviendo en esta contingencia desde su espacio privado, desde lo virtual, cómo es la relación familiar y con sus amigos en esta situación atípica. Encuestaron a algunas personas con las que están en contacto, pensaron en qué fenómenos políticos, sociales y emocionales inspiraron la creación de los diseños”.
Los alumnos tuvieron que estudiar casos específicos como el de Billie Eilish y de las tribus urbanas, y los usos históricos y médicos desde el siglo XIX. Con materiales que tenían en casa, diseñaron propuestas funcionales, ideas creativas, conceptuales o artísticas como parte del proyecto final de la clase, con resultados que cambiaron la forma tradicional del rectángulo con jaretas. Entre las creaciones hubo flores, estampados, rejillas y estructuras fuera de lo común con mensajes y manifiestos que visualizan una nueva era para el cubrebocas.
El futuro
Aunque superemos la emergencia sanitaria del COVID-19, veremos con nuevos ojos esta protección facial y, tal vez, la mantengamos en rotación cotidiana, solidarios con el cuidado del vecino —y nuestra protección personal—. Puede ser que se intensifique su manifiesto como protesta social: un recuerdo de un mundo en crisis con contaminación, falta de privacidad, enfermedades, etc., que debemos remediar. Quizá, los adoptemos como un objeto de deseo personalizable y el nuevo código de vestimenta de las tribus urbanas. Y en el camino, aprendamos a expresar más emociones a través de la mirada o consigamos cubrebocas transparentes para mantener la expresión facial. De cualquier forma, se quedarán en nuestro clóset.
La foto principal de este artículo es obra de Gretel Jofroy y nos comparte su experiencia (¡gracias!)
La idea inició con una imagen que vi de una enfermera (trabajando con pacientes COVID-19) y tuve la necesidad de pintarla. De ahí surgieron ganas de contribuir, crear y expresarme. Qué mejor que una pintura para documentar este momento en la historia, es una forma de darle color y luz a estos tiempos oscuros. Decidí hacer retratos de gente en su nueva realidad y donar un porcentaje de la ganancia a Direct Relief, una organización que apoya y proveé equipo de protección para doctores y enfermeras.
Para más información de Direct Relief, haz click aquí.