La época que une los corazones
Por Néstor Moctezuma, colaborador UDEM en Dirección de Principios y Espiritualidad
Empieza la cuenta regresiva para las fiestas decembrinas. En estos días pareciera que todo gira en torno a qué hacer con el aguinaldo, a dónde ir de vacaciones, qué regalos comprar a los seres queridos y qué preparar para la cena de Navidad y de Año Nuevo. Pero, ¿es todo lo que representa esta época del año?
Pareciera que el enfoque está en recibir, cuando lo propio de este tiempo es dar. Cuando das, sin darte cuenta recibes mucho más.
¿Qué puedes dar y por dónde se empieza? Algunas opciones son:
- Dona tu tiempo. Ofrece una palabra de aliento, un consejo a la persona que te lo pida, muestras de cariño, perdón y reconciliación.
- Ejercita la escucha. Aprovecha para hablar menos y escuchar más.
- Reconoce la necesidad de quien está a tu alrededor. Esto para que, dentro de tus posibilidades, puedas servir, ayudar y amar. Porque, como dice San Agustín, “El corazón del ser humano siempre estará inquieto hasta que no descanse en el amor”.
En el número 8 de la carta encíclica Fratelli Tutti, el Papa Francisco menciona: “He ahí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos!”
De eso se trata esta época. Soñar juntos, vernos y tratarnos como iguales; miembros de una misma comunidad, integrantes de una gran familia, donde el día a día nos lleva al encuentro cercano que nos provoca voltear a ver al otro, no como desconocidos, sino como hermanos.
Abramos nuestro corazón a la presencia del amor, bajemos la guardia del ego para salir a pedir perdón y fortalezcamos nuestras relaciones desde la reconciliación. Porque quien ama encuentra la plenitud; quién perdona y busca el perdón, se libera; y quién se reconcilia se reencuentra con la paz y la felicidad.
Agradezcamos a Dios por el regalo de la vida, el derecho a la salud, el don de la familia, la dicha del trabajo, el tesoro de la amistad y los pequeños detalles.
Te deseo una feliz Navidad, en donde abunde paz y armonía; y un próspero Año Nuevo que te invite a ser gracia y bendición para el mundo.