Calgary: la vida durante una pandemia

Esta es la crónica de Lili Vahelia, quien vive en Calgary, Canadá, sobre los duros efectos de la pandemia del covid-19 en el país norteamericano.

En Canadá, las noticias de covid-19 comenzaron a intensificarse desde principios de marzo. Al igual que en todos los países, las personas fueron escépticas y poco preventivas.

Pero todo cambió el 12 de marzo: El primer ministro Justin Trudeau anunció que su esposa, la primera dama de Canadá, resultó positiva por covid-19. En ese momento, el país se volcó.

Cuatro días después, Trudeau ordenó cierre de fronteras, aislamiento y trabajar desde casa. “Canadá respalda a cada persona y ciudadano que viva aquí, empresario, pequeño negocio. No te preocupes por tu economía, cuida tu salud y resguárdate”, anunció. Además, el gobierno liberó dinero para que empresarios paguen a empleados y que negocios no paguen renta; suspendieron pagos a Hacienda, hipotecas y bancos; otorgaron despensas y dinero a sectores más vulnerables económicamente.

Esa semana, el 50% de la población hizo caso y se notó una disminución de afluencia. Ya existían protocolos de distanciamiento en supermercados, en transporte público y farmacias. Para entonces, teníamos ya 159 casos en el estado de Alberta.

Para el 30 de marzo, restaurantes, bares y negocios estaban cerrados; la policía en las calles cuidaba que la gente no saliera de sus casas y resguardaba negocios de posibles saqueos.

Al momento que cerraron los parques nacionales, los parques de niños y espacios al aire libre, ya teníamos en Alberta un número alarmante de personas confirmadas: 661. Por cierto, desde entonces hay escasez de papel de baño.

Con todo esto, me queda claro que es más fácil controlar una emergencia en un país como Canadá: ayer vi que la policía detenía a personas (por lo regular grupos de dos o más), y ya están multando en la calle a gente que no tiene razones de estar ahí.

Es muy contrastante y triste ver mis dos realidades: como residente canadiense, me siento respaldada y puedo estar en mi casa; como pequeña empresaria mexicana, parece que no podré sostener mi negocio por más de tres meses. En marzo pude cubrir el sueldo de las dos personas que me apoyan, pude apoyar a mi papá, mi hermano tomó lo necesario para su despensa y gastos familiares, pero yo no gané nada. Si la cosa sigue así en abril, tendré que prescindir de las dos personas que me ayudan.