El turbulento camino a Catar, de las canchas a la tumba
Por: Ana Sofía Adam Oyervides. Estudia 9.° semestre de la Licenciatura en Ciencias de la Información y la Comunicación. UDEM.
A mediados de 2010, la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica nos tenía pegados al televisor. Esa tarde de julio, España salió campeón del torneo por primera vez en su historia y el Waka Waka de Shakira sonó en cada rincón del planeta. No mucho tiempo después, la Federación de Fútbol Internacional Asociado (FIFA) anunció que las próximas sedes del Mundial serían Rusia (2018) y Catar (2022). Nos tomó a todos por sorpresa: la primera vez que un país de Oriente Medio sería el anfitrión de tan esperado evento.
¿Cómo es que Catar logró no solo ser candidato, sino también sede definida, cuando parte de los principios fundamentales en el proceso de selección de la FIFA incluye el compromiso con los derechos humanos? Desde que se anunció, la FIFA se ha visto acusada de supuestos sobornos —aunque una investigación independiente no encontró evidencia de ello— y ha mantenido a los internautas y aficionados del fútbol con cierto escepticismo y muchas dudas. Es sabido que Catar no es ajeno a la violación de derechos humanos a mujeres, la comunidad LGBTQ+ y otras minorías, pero, a pesar de que la designación de la Copa del Mundo enfocó el reflector en estos actos discriminatorios, poco a poco el público general perdió interés sobre este tema.
El sueño catarí
A menos de seis meses del partido inicial entre Catar y Ecuador, todavía se reportan casos mensuales de muertes, abusos y falta de pagos a trabajadores. El medio británico The Guardian informó que alrededor de 6 mil 500 trabajadores indios, paquistaníes, bangladesíes, nepalíes y de Sri Lanka, que fueron llevados a construir los lujosos estadios, murieron entre 2011 y 2020. El gobierno respondió que estas cifras estaban infladas e incluían a miles de extranjeros que murieron después de años de vivir y trabajar allí en incidentes no relacionados con la infraestructura del Mundial… pero las dudas siguen.
Katja Müller-Fahlbusch, experta del Medio Oriente para Amnistía Internacional, expuso su desagrado en una entrevista para Deutsche Welle: “Todos los días, los obreros están a merced de personas sin escrúpulos. Empleadores que orquestan el robo de salarios, condiciones de trabajo inseguras y, a veces, barreras insuperables para la transición laboral. Los empleadores pueden explotar a sus trabajadores con impunidad”.
En 2016, Amnistía Internacional acusó a la Monarquía de Catar de utilizar trabajo forzoso, excesivo y no remunerado, así como de falta de compromiso entre las constructoras y sus empleados y la confiscación de pasaportes. Para 2017, se habían eliminado ya prácticas antiderechos como la kafala, un sistema que prohibía a los trabajadores migrantes abandonar sus trabajos sin el consentimiento de sus empleadores; sin embargo, Amnistía insiste en que aún sufren de mucha presión por parte de sus jefes.
Dietmar Schäfers, vicepresidente del Sindicato Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (BHI) de Catar, afirmó en una entrevista para Deutsche Welle que ya había mejoras en las estadísticas y en las condiciones de trabajo: “Desde 2016, como sindicato internacional, hemos podido realizar inspecciones periódicas en todas las obras de construcción de la Copa del Mundo en Catar. Hasta ahora hemos realizado 24 inspecciones con nuestros expertos”. Además, informó sobre la implementación de cámaras de refrigeración, donde los trabajadores pueden descansar de los brutales calores.
La comunidad LGBTQ+: ¿amor es amor?
Volvamos rápido a nuestro país, donde sabemos que existe un conflicto abierto entre la FIFA y la afición mexicana por el grito homofóbico. A raíz de los castigos de la FIFA implementados en México (juegos a puerta cerrada, por ejemplo), muchos fanáticos del país cuestionan que “nos usen” como excusa para promover el respeto cuando el Mundial se lleva a cabo en una nación donde es penado (hasta tres años de cárcel) ser parte de la comunidad LGBTQ+. Lo nuestro no es justificable en lo absoluto, pero no deja de ser contradictoria la postura de la FIFA.
Las declaraciones oficiales sobre si la comunidad es bienvenida o no al país han sido también contradictorias. El jefe ejecutivo de la Copa Mundial de Catar, Nassar Al-Khater, aseguró que su nación es una de las más seguras del mundo y que todos serán bienvenidos ahí, sin importar género, orientación sexual y religión. ¿Será solo una fachada para generar ingresos y pasar el problema por “debajo del tapete”? No todos están de acuerdo con la decisión. El General de División, Abdulaziz Abdullah Al Ansari, afirmó para el medio indio Indian Express que está en contra de la promoción abierta de las libertades LGBTQ+ de la bandera del arcoíris, a pesar de que los organizadores habían confirmado previamente que será bienvenida en los ocho estadios de Catar.
“¿Quieres demostrar tu punto de vista sobre la situación? Hazlo en una sociedad donde es aceptado. Si algún fanático en el estadio tiene boleto, será para ver el partido, no para ser parte de un acto político”, agrega Al Ansari.
Como contrapunto a las palabras del controvertido general, el director ejecutivo de la Federación Danesa de Futbol, Jokob Janssen, propuso que sus jugadores no lucieran los logotipos de patrocinadores comerciales en sus camisetas de entrenamiento, sino que incluyeran mensajes que promuevan los derechos humanos.
¿Qué dicen las estrellas del balón?
Kasper Hjulmand, director técnico de la Selección Danesa de Fútbol: “La decisión de celebrar el Mundial en Catar es errónea y controvertida”.
Gareth Southgate, director técnico de la Selección Inglesa de Fútbol: “Sería verdaderamente vergonzoso y penoso que algunos fanáticos no pudieran asistir a la Copa del Mundo por temor a arriesgar sus vidas e integridad”.
Josh Carvalho, jugador australiano del Adelaide United y el primer futbolista en activo en declararse gay en la historia: “Catar aplica la pena de muerte a las personas de mi comunidad y es algo que me da mucho miedo y me hace no querer ir allí. El gobierno pone nuestras vidas en riesgo y me asusta”.
Este será el segundo Mundial para el campeón francés y chico maravilla Kylian Mbappé, y el último para los cracks del balón Cristiano Ronaldo y Lionel Messi.