De Prepa online a uni online

EL UNIVERSO DESDE UN PEQUEÑO ESCRITORIO EN CASA

Se autodenominan New Fish y son un grupo etario de jóvenes que, a golpes de resiliencia y apertura a nuevos aprendizajes, hemos subestimado, pero, a cambio, nos han dejado boquiabiertos. Son los estudiantes que, un día sí y otro también, nos enseñan cómo enfrentar nuevos retos, con su adaptación instantánea a nuevas rutinas, ante la destrucción de una vida que parecía estable, cuasi inamovible.

La generación graduada en junio 2020 cerró su proceso de aprendizaje de prepa de forma online y comienza este semestre su vida universitaria con ese formato educativo. La incertidumbre del futuro inmediato, los cambios constantes en las percepciones de esta opción, los procesos de conformar horarios y las alternativas presentadas por diversas universidades en el mundo los mantuvieron en una especie de “juego de las sillas” y en alerta continua. Ante todo, debieron reaccionar rápidamente a opciones que les eran (y son) lanzadas a partir de “semáforos sanitarios”, de los que no tienen control alguno.

¿Quiénes son y de qué son capaces?

La generación graduada de preparatoria en 2020 pertenece a lo que se clasifica como centennials o Generación Z. Saben manejar las herramientas digitales desde antes de aprender a hablar, leer o escribir y son capaces de navegar, aprender, descubrir y, sí, también perderse en el horizonte sin fin de internet. Estos jóvenes, acostumbrados al autoaprendizaje guiado con base en tutoriales (que cuando no los encuentran, los crean) han logrado, gracias al distanciamiento social consecuencia del COVID-19, aprovechar el soporte técnico en vivo y descubrir y adoptar nuevas reglas de etiqueta social —la virtualidad tiene su propio lenguaje, normas y expectativas—. Están en proceso de diseñar nuevas formas de construir comunidades, redefinir su pertenencia en un grupo y forjar la identidad que esperaban con su carrera y futura profesión.

Los jóvenes que inician su experiencia universitaria este otoño han tenido que desarrollar rápidamente su capacidad de solucionar los retos del día a día: espacios, ruido y objetos a su alrededor. Ante ellos, se abrió una miríada de oportunidades: ahora comparten su pericia en instrumentos digitales no solo con sus semejantes, sino con sus maestros, padres de familia y hasta con sus abuelos. Día a día, descubren nuevos usos para las herramientas cotidianas, crean nuevas “políticas de convivencia” y, ante la “nueva realidad” (o lo que sea), tienen sueños, anhelos, te- mores. Es fundamental reconocer que su enfoque es diferente, pues han crecido con diversas herramientas en un entorno cambiante y demandante.

El panorama desde lo inesperado

Es estremecedor imaginar la educación universitaria fuera de una universidad. Además, los padres de fa- milia están preocupados por los estándares de calidad académica. Pero estos jóvenes de primer semestre son conscientes de problemáticas globales y perciben como egoísta el quejarse cuando tienen tantos recursos que otros quisieran tener. Debemos reconocer que están devastados por no poder vivir la emoción del verano previo a la carrera y de no poder conocer o con- vivir con los que serán sus amigos “de toda la vida”.

Aunque no todos percibían como vital el baile de graduación o fatal el acabar la preparatoria de manera online, sienten gran frustración de no haber podido graduarse con sus amigos, abrazarse, gritar, llorar, alegrarse juntos. Sí, están decepcionados de no tener su último semestre —“el mejor de la prepa”— como esperaban… especialmente graduarse junto con sus compañeros, amigos y cómplices de esta etapa.

Viven angustiados ante la situación mundial: violencia de género, tensión racial, crisis económicas y finanzas familiares, decesos por pandemia, destrucción ecológica… Pero también reconocen que van a poder estudiar una carrera universitaria con nuevas oportunidades de participar activamente en la construcción de un mundo mejor.

Como profesores, augurábamos que la generación 2020 de estudiantes de nuevo ingreso tendría todo tipo de aprendizajes al final de su vida universitaria (resiliencia, adaptación a tecnologías, conciliación con el hogar, por mencionar algunas). Las circunstancias aceleraron el calendario y exigieron una curva de aprendizaje (muy) breve y demandante.

Aunque no deseaban experimentar otro semestre desde su pequeño escritorio en casa, aceptaron que todo cambio implica una reestructuración de la rutina conocida, adaptación a nuevos aprendizajes y que está en sus manos recuperar sensación de seguridad.

El temor natural al iniciar una nueva etapa de vida, que los lleva a preguntarse: “¿quiénes son mis profesores de carrera?”, “¿cuál es su estilo de trabajo?”, “¿cómo van a ser las clases?”, va acompañado de cierta tranquilidad, ante la posibilidad de una modalidad híbrida que provee un balance de seguridad sanitaria y la posibilidad de vivir la experiencia universitaria fuera de casa.

Al final del día, es cierto lo que afirma William Shakespeare en su famoso monólogo “ser o no ser” de Hamlet (1603): es preferible lo conocido, con sus aciertos y errores, que adentrarse en lo desconocido. Esa respuesta primordial de pelear o huir —de miedo a lo desconocido— es importante reconocerla y aceptarla como un reto. Debemos impedir que provoque una parálisis intelectual y emocional y tenemos que convertirla en un nuevo telescopio que cambie el ángulo desde el que se vive la experiencia universitaria.

Generación New Fish, bienvenidos al primer semestre de su carrera. Gracias por enseñarnos tanto, ¡chapeau!

Agradezco de manera especial a mis exalumnos de titularidad recién graduados de prepa quienes se tomaron el tiempo para compartirme sus perspectivas, preocupaciones y sentimientos sobre el reto de iniciar su carrera universitaria en tiempos de pandemia.

La autora es profesora de Prepa UDEM, Unidad San Pedro.