Debes leer la tarjeta de seguridad del avión
Sabemos que ahora no estamos viajando por cuidarnos y quedarnos en casa, pero recordemos, por un momento, lo que implica viajar.
Cuando subimos al avión, todos recibimos las mismas instrucciones: “Revisa la tarjeta de seguridad en el asiento frente a ti”. Sin importar si se trata de un vuelo comercial o privado, esta norma de seguridad se cumple. Si te has preguntado como surgió esta idea y por que todas tienen el mismo diseño, aquí te lo explicamos.
Según la investigación de Mo Laborde para 99% Invisible, las tarjetas de seguridad no se trataban de seguridad al principio. En la década de los 30, no había reglamentos de seguridad, por lo que las aerolíneas podrían poner lo que quisieran en estas tarjetas. En esa época, lo que más les interesaba era convencer a los pasajeros de que viajar por avión era seguro y glamuroso. En resumen, parecían anuncios y tenían mucho o muy poco texto, mínimas indicaciones de seguridad y eran difíciles de seguir.
Treinta años después, la extinta Pan Am, fue de las primeras en esforzarse en poner un diseño preciso y claro, creando un solo panfleto que tenía instrucciones para múltiples modelos de aviones y en distintos idiomas. Aunque la idea era buena, nadie iba a tener tiempo ni querer leer tanto en caso de emergencia.
No fue hasta finales de los sesenta cuando las aerolíneas hicieron un estudio completo sobre los errores en los accidentes y se dieron cuenta que los pasajeros no lograban escapar de los aviones. Técnicamente los aviones eran más seguros que antes y tenían más salidas por lo que debería de haber más supervivientes, pero no era el caso. Llegaron a la conclusión de que en caso de un accidente serio, aunque el impacto no es fatal, quedarte en el avión sí lo es por el fuego y humo que sucederían. Así que la clave para sobrevivir estaba (y sigue estando) en salir lo más pronto posible del avión, idealmente en 90 segundos.
Con esta idea en mente, en los años setenta, en la Interaction Research Corporation, crearon múltiples simulaciones de accidentes con voluntarios para asegurar que las personas salieran a tiempo. Ahí, concluyeron que una de las mejores formas para lograrlo era leer la tarjeta de seguridad. Si la información era clara, con imágenes que indicaran cómo operar palancas o abrir puertas, dónde estaban las salidas y flechas que te guiarán, las personas lograrían salir a tiempo. Esto se comprobó en la vida real en 1977 en un accidente entre KLM y Pan Am. El que tuvo mayor cantidad de supervivientes fue el vuelo de Pan Am, en el que ellos luego explicaron que supieron salir del avión a tiempo gracias al diseño claro de las tarjetas de seguridad.
Desde entonces y junto con la compañía familiar Air Safety Art International, se diseñaron las tarjetas que conocemos hoy en día. Contienen solo lo esencial, caben perfectamente en el asiento y aunque no entiendas el idioma, es claro cómo ponerse el chaleco salvavidas y sabemos que “Exit” es a dónde debemos ir.