#DíaDeLaTierra: la orquesta de la jungla

Ahora que no podemos correr hacia la jungla, al bosque ni a la cascada más cercana, ellos vienen hacia nosotros. Dale play antes de seguir leyendo para que te acompañe por esta lectura. 

La productora Lucrecia Dalt y el músico de sonido Aaron Dilloway grabaron el sonido ambiental de la selva tropical dentro de el Chocó biogeográfico, un diverso ecosistema que se extiende desde Costa Rica hasta Ecuador. Este proyecto es parte de un “Espacio para Pensar”, una residencia artística de la organización Más Arte, Más Acción. El resultado capturó el sonido de ranas, pericos, insectos, olas, el crujir del lodo e, incluso, se puede distinguir la transición de la noche hacia el día, como lo puedes escuchar al principio de esta nota.

Ya que el coronavirus afectó los planes que tenían para esta grabación, decidieron subirlos a Bandcamp. En entrevista con The Guardian, Dalt dijo que “estas grabaciones tienen el potencial de sacarte del confinamiento, llevarte a otro lugar -probablemente más tranquilo-. Me han permitido crear mi propia simulación en casa”. Sigue su ejemplo de ir a la jungla con los ojos cerrados y un buen par de audífonos, escuchando el álbum completo. Si decides que te gusta, otro beneficio es que, al comprarlo, ayudas a los artistas que han sufrido consecuencias económicas por la pandemia.

Estas grabaciones también pueden ser herramientas de eco-activismo, como lo hizo Melissa Pons con Swedish Forest Textures, que fue la pista sonora de un documental sobre un refugiado sirio que esperaba asilo en un bosque sueco y con el que espera crear consciencia sobre la deforestación europea.

En un mundo lleno de ruido al que estamos acostumbrados en las ciudades –el claxon, los gritos en la calle y de los comercios cercanos– que, por lo general son contaminación para nuestra mente y nos generan estrés o insomnio, el sonido de la naturaleza a veces llamado “silencio” tiene un efecto contrario. Los beneficios físicos se han comprobado en muchos estudios como lo dice la revista Nature en el que argumentan que el sonido de las cascadas y brisas pueden bajar la presión arterial y el ritmo cardíaco de los pacientes.

Esto lo comprobó directamente el ecologista acústico Gordon Hempton, ganador de un Emmy, quién ayudó a que su esposa se recuperara en el hospital con los sonidos ambientales. Para ella, fueron más efectivos que la oxicodona, ya que le daban un sentido de prosperidad y seguridad según le dijo a Hempton. Y ahora, con motivo del Día de la Tierra, puedes escuchar el álbum que los contiene, gratis, aquí. Y si quieres conocer más de cómo se graban estos sonidos, puedes ver el documental en el que el propio ecologista narra lo que él llama el “silencio” de la naturaleza.

Estas grabaciones de campo son esfuerzos esperan traer lo exterior a lo interior en un intento de crecer nuestro amor por lo exterior y cuidarlo.