El “Megxit” es más de lo que parece
La salida del príncipe Harry y su esposa Meghan Markle de la realeza no es un chisme sencillo. El New York Times -siempre a nuestro servicio para ser referencia absoluta- lo comparó con Brexit, al ser un reflejo de las diferentes opiniones de dos generaciones sobre el Reino Unido; al denotar el racismo en Inglaterra; y al ser un alto (o por lo menos un “hasta aquí”) al acoso de la prensa. Es todo menos inesperado.
La historia de dos generaciones
La independencia que pide la pareja de los deberes reales, los títulos y –el salario– es muy similar a las preguntas y conflictos que ha generado Brexit. ¿Qué tipo de sociedad tendrán los ingleses en el futuro? ¿Qué es lo que quieren? Abiertos o cerrados, cosmopolitas o nacionalistas, progresistas o tradicionales, la nueva generación vs. la anterior. Los jóvenes y los liberales están a favor de quedarse en la Unión Europea y apoyan a la pareja “rebelde”. Desde su punto de vista, ellos son poco convencionales y están en su derecho de protegerse contra el acoso de la prensa y abrir un nuevo camino que cuestiona los deberes reales. Por el otro lado, los conservadores que tienden a ser adultos mayores, quieren salir de la Unión Europea; critican la decisión de Harry y Meghan y defienden a la Reina Isabel II. Creen que son unos irresponsables que quieren todos los beneficios de ser royals, pero ninguna obligación, sin importar el costo que pueda tener en su familia. Y una carrera en Hollywood para ella.
No les favoreció (o sí, dependiendo el punto de vista) que su historia de amor se desarrollara en paralelo al Brexit, cuando Inglaterra estaba en pleno debate sobre su identidad nacional y la migración. El rol del gobierno es clave y la realidad es que la realeza sigue formando una gran parte de su apariencia ante el mundo, con Megxit, como el mejor ejemplo de esto. Y ahora, al igual que Brexit, se espera que un problema complicado se arregle con un acuerdo en un pedazo de papel.
La cobertura (injusta) de la prensa
Desde el inicio de su matrimonio, la cobertura de la prensa se enfocó en resaltar los defectos de Meghan. La disección de su divorcio previo a siquiera conocer a Harry, el antepasado de su familia y, especialmente, el enfoque en su raza, se convirtió en un tema recurrente. BuzzfeedNews realizó un reportaje con 20 comparaciones en los titulares que demostraba lo obvio: a Meghan se le humilló por cosas que a su cuñada, Kate Middleton, se le aplaudió. Públicamente, Harry y Meghan han comentado enérgicamente su sentir en contra del tratamiento injusto de la prensa británica, con insinuaciones racistas y estándares que no aplican para la otra pareja real, el príncipe William y su esposa, Kate Middleton.
Además, Meghan está en medio de una batalla legal: demandó al periódico The Mail por publicar una carta privada a su padre, Thomas Markle. Aunque la lista podría seguir, es suficiente para comprender por qué ella quiere un límite a la prensa.
Y para Harry, este es el punto más importante, ya que ha comentado en numerosas ocasiones su deseo por una vida regular, su repudio por el tratamiento de la prensa amarillista a su madre, a quienes culpa por su muerte. Y desde el inicio de su relación con Meghan, expresó su preocupación ante el acoso que ésta recibe.
El racismo
El propio nombre de Megxit ni siquiera surgió por la decisión reciente de la pareja. Este término, usado por The Sun para referirse al escándalo, existe en Twitter, Instagram, Facebook y Tumblr desde su boda, entre otras redes sociales. Como lo reportó Vanity Fair, #Megxit fue creado por los trolls del internet para empujar a Meghan a salir de la familia real con comentarios racistas y sexistas que, en ocasiones, insinúan que es una trepadora social y caza fortunas, sin miedo a usar apodos todo tipo de apodos racistas.
Tal es el tratamiento en contra de Meghan Markle que, sin contexto alguno, se ha popularizado en la prensa y, por consecuencia, en las redes sociales. Así que los haters que iniciaron #Megxit están obteniendo justo lo que querían y propagando el racismo en los medios.
¿Y qué pasa con la realeza?
La monarquía siempre ha sido amenazada, generación tras generación, con cambios políticos y sociales que prometen, o por lo menos incitan, el debate de qué debe suceder con ella. Si sus roles interno y ante el mundo –pensemos en The Crown y toda la prensa internacional dedicada a cubrirla– nos han enseñado algo es que, a pesar del escándalo y las crudas realidades que ha tenido que enfrentar, es una institución que prevalece. Es el ideal del imperio británico que cree tener el dominio de la mitad del mundo y que, basado en las apariencias y tradiciones, lucha por preservar su lugar. Ante la incertidumbre, siempre podrán contar con el acto solemne de la familia real y el temple de la Reina, que estará lista para saludar a la multitud.