En torno al poder: polisemia, control discursivo, memes y Twitter

Si se consulta la definición de poder en el diccionario de la lengua española, se obtienen seis significados relativos a este sustantivo: 1. m. Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo. 2. m. Gobierno de algunas comunidades políticas. 3. m. Acto o instrumento en que consta la facultad que alguien da a otra persona para que en lugar suyo y representándolo pueda ejecutar algo. 4. m. Posesión actual o tenencia de algo. Los autos están en poder del relator. 5. m. Fuerza, vigor, capacidad, posibilidad, poderío. 6. m. Suprema potestad rectora y coactiva del Estado.

A estos resultados pueden agregarse otros tantos que otorgan matices de sentido y evidencian la polisemia del concepto de poder. Entre estos pueden mencionarse, por ejemplo, el poder absoluto (que denota despotismo) y el poder adquisitivo (que implica la capacidad de compra de una persona).

Para reflexionar y –especialmente– dimensionar los alcances del poder en la época contemporánea, dos significados resultan relevantes: el ejercicio del poder desde un punto de vista individual, y el poder detentado por el Estado. Por lo regular, se tiene en mente este último significado cuando se habla de poder. Es el poder que ejercen los políticos en todos los niveles como representantes del Estado.

El poder tiene una dimensión que va desde la esfera individual, por ejemplo, en la familia, en las relaciones personales, y también a nivel colectivo en la sociedad; no solamente en la idea generalizada de que el poder lo tienen únicamente los políticos. El ejercicio del poder a través del discurso, en- tendido en sentido amplio, también se da a nivel privado en las empresas, los bancos, la iglesia, los medios de comunicación.

En su ensayo “El orden del discurso” (1971), Michel Foucault menciona que en cada sociedad existen determinados mecanismos de control: discursos que se permiten, lo que no se puede decir, los tabúes, lo que se excluye del discurso. Son temas que no se pueden abordar. En este sentido, el poder se ejerce por medio del control de lo que se puede decir y escribir, de lo que se puede hablar. Sin embargo, este mismo autor indica que puede revertirse el poder en cierta manera, expresando la propia ver- dad de los hechos en el discurso.

En la era digital, con la comunicación por internet, viene a la mente la profusión de memes respecto a un tema determinado, como una forma de ejercer el poder individual mediante un texto satírico a nivel social.

Por otro lado, puede pensarse en la dimensión poco ortodoxa de los mensajes por Twitter que el presidente Donald Trump publica para dar a conocer su postura respecto a diversos temas, como el ejercicio del poder del Estado representado en su persona. Podría agregarse que, en este caso, hay una dimensión individual de poder, sin embargo, y aquí radica la diferencia, el poder que detenta representa el gobierno de un país.

Griselda Diana Zárate Conde es doctora en Estudios Humanísticos, con especialidad en Literatura y discurso. Profesora del Departamento de Humanidades de la UDEM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Autora de Revolucionarios en el exilio. Andrea, Teresa y Antonio I. Villarreal, 1904-1911 (2019), y coautora de “A Swirl of Semiosis of Communication in Media and Political Discourse: Candidate Trump’s Visit to Mexico in 2016” (2019) y “Financial discourse of the 2007–2008 crisis: From unpredictability and explosion to predictability” (2018).