Inteligencia artificial, algoritmos y anuncios: cómo funcionan los anuncios en la web

Usaremos este espacio para la siguiente pregunta: ¿qué tienen en común pedir un permiso a tu mamá o papá, entrenar a tu mascota y ligarte a tu crush? Tómate unos segundos para pensar, en breve volvemos a ella… y sigue leyendo el texto.

La inteligencia artificial (IA) ha estado en nuestras vidas desde hace ya varios años. Los ejemplos cotidianos como Alexa, Google Assistant o Siri son algunos que, además de resultarnos familiares, los identificamos rápidamente; sin embargo, vivimos rodeados de inteligencia artificial incluso cuando no es tan perceptible.

Una de las aplicaciones (casi) imperceptibles de la IA es la publicidad digital. A diferencia de un medio tradicional (un anuncio panorámico), en la publicidad digital llegar a las audiencias que nos interesan es muy distinto. Con las herramientas adecuadas, podemos hacer una segmentación muchísimo más fina de las audiencias y ofrecerles anuncios altamente personalizados en sus pantallas. En Facebook, por ejemplo, podemos mostrar anuncios específicamente a hombres de 18 a 30 años que se ubican cerca de la UDEM (en un radio de 10 km) y que, además, tienen interés de viajar a Europa pronto. Interesante, ¿no? Y eso que aún no hablamos del papel de la IA.

AHORA SÍ: PERMISOS, ENTRENAMIENTO Y LIGUE

Piensa en un anuncio que te haya aparecido antes de un video de YouTube (seguro recordarás más de alguno). ¿Y si te digo que esos anuncios digitales estuvieron pensados especialmente para ti y para personas con un perfil muy similar al tuyo? Es una práctica que se llama segmentación o microsegmentación y personalización.

Volvemos a la pregunta: ¿qué tienen en común pedir un permiso a tu mamá o papá, entrenar a tu mascota, y ligarte a tu crush? Esencialmente, estas tres situaciones tienen en común el aprendizaje, la racionalización y la persuasión. Coincide con la publicidad y la IA en el algoritmo (proceso) que ocurre en cada situación:

Pedir un permiso a mamá o papá: aprendimos que, para algunas cosas, es más conveniente ir primero con mamá y para otras con papá. Usamos esa inteligencia basada en experiencias previas para ir con quien tenemos mayores probabilidades de obtener un “sí”.

Entrenar a tu mascota: cuando hizo algo bien, cuando hay un castigo o una recompensa, tu mascota aprende por las acciones repetitivas (aprendizaje basado en experiencia) que posteriormente realizan de forma automatizada.

Ligarte a tu crush: en el ligue, si obtienes una risita tímida, vas bien, puedes dar el siguiente paso; si la respuesta es una cachetada, mejor vete de ahí. Es básicamente ver qué funciona y qué no.

La inteligencia artificial, aplicada a la publicidad digital, funciona de formas muy similares. Imagina las implicaciones que tendría una persona, tratando de personalizar cada uno de los anuncios, para cada una de las personas a las que va dirigido, ¡se jubilaría antes de acabar! Afortunadamente existe la inteligencia artificial, que automatiza el trabajo, analiza miles de millones de datos y ofrece a cada perfil el anuncio más persuasivo.

¿Y cómo afectan nuestras acciones a esto? Si quieres saber la respuesta, visita la edición completa de la revista y termina de leer este artículo aquí.