La ridícula iconografía del poder

Esta foto podría estar colgada, en gran formato, en alguna de las salas del Louvre o del Victoria & Albert Museum. Podríamos pasar horas analizando el semblante de este muchacho, quien gobierna Corea del Norte en esa tradición dictatorial perpetua que goza-sufre ese país. Los lentes bien sujetados al rostro. El pelo engominado con un par de flecos desordenados. La boca entreabierta. La bufanda de piel. El abrigo color militar. Las botas a la rodilla. Y, por supuesto, el corcel blanco, musculoso, pura sangre, que entona con la nieve del Paektu, monte sagrado norcoreano.

Toda la imagen es una estampa del poder. Más específicamente: de los símbolos del poder. No sabemos si realmente la foto del Amado Líder fue tomada en ese paisaje o si es un lindo montaje. Da igual. El retrato busca crear un efecto de fortaleza, plenitud y control, mostrando a un Kim Jong-un vigoroso, que sabe afrontar desafíos, es confiable y se sabe a sí mismo relevante en la esfera internacional. Pura propaganda, pero muy efectiva, distribuida por la agencia oficial noticiosa del régimen (hay que aclarar que en Corea del Norte todo medio de comunicación es oficial).

La estampa visual podría estar en ese cuarto de museo junto con otras imágenes poéticas y líricas de los hombres fuertes que conducen a sus países con poder absoluto: Putin pescando salmones con el torso descubierto, Maduro encabezando un desfile militar en Caracas, Trump trepado en un carrito de golf en su propiedad de Florida (es a lo más que llega este lamentable personaje)… sumemos aquí decenas de personajes más. Son los espejismos del poder. Una confirmación del nuevo (des)orden internacional.

LA FOTO FUE DISTRIBUIDA EN OTOÑO 2019 POR LA KCNA, AGENCIA OFICIAL DE NOTICIAS DE COREA DEL NORTE.