Los romanos ya tenían grafittis y fake news

Si bien sabemos que hemos heredado muchas cosas de ellos –el latín y todos los idiomas que vienen de él, los números y las carreteras, por decir algunos–, prepárate para agregar estas ocho cosas a la lista. El historiador y divulgador Néstor F. Marqués contó a Verne de El País los conceptos que los romanos ya hacían aunque parezcan ser un invento contemporáneo.

Los primeros ‘grafitteros’

Las paredes también eran el espacio ideal para dejar mensajes. Se ha estudiado que en Pompeya se conservan más de 11 mil grafittis en sus muros. De textos cortos y directos, usualmente eran notas de amor, anuncios de vendedores, reproducciones de versos conocidos y hasta eslóganes electorales.

Crédito: Smithsonian Magazine

…Que también crearon los primeros ‘bombardeos’ de campañas políticas

Se sabe que habían elecciones y que los romanos de clases altas podían dedicarse a la vida política y judicial, especialmente durante la República. Como no había un sueldo en estos cargos, solo los candidatos de las élites privilegiadas tenían el dinero para invertir en obras públicas, ser generosos (que era muy fácil de confundir con sobornos) y tenían algo parecido a los mítines. Sus esfuerzos para ser elegidos incluían mandar a pintar eslóganes a su favor en las paredes, además de discursos y debates para convencer a los ciudadanos.

La verdad no era su prioridad

En la antigua Roma, las campañas de difamación eran comunes. Ya fuera para manchar el nombre de un candidato político o para demonizar a los emperadores asesinados tras su muerte, los romanos trataban de convencer a los vecinos con lo equivalente a lo que serían sus “tuitazos”. Como bien sabemos, la historia fue escrita por los vencedores, por lo que se tomaban la libertad de cambiar la narrativa para crear fake news. Así hacían quedar bien al emperador actual al hablar mal de los anteriores.

Por ellos, admiramos a Roger Federer (o el deportista que sea)

Los gladiadores y los aurigas –conductores de las bigas tirados por dos caballos, el transporte por excelencia romano–, eran el tema de discusión de los fanáticos de los juegos y carreras de la época. Como Marqués explica, estas carreras eran como la Fórmula 1. Los fans levantaban lápidas que mostraban su admiración, como sucedió con Diocles, auriga que, por cierto, se retiró con una fortuna tal que según algunos cálculos, lo convertiría en el deportista mejor pagado de la historia. Supera eso, Hamilton.

Ya hacían “catas” de vino

Lo romanos fueron los primeros en preocuparse por el lugar de origen, variedad y año de la cosecha de los vinos. Había anuncios en las tabernas que ponían diferentes precios según calidad y antigüedad como lo podemos ver en un menú actualmente.

Comían en la calle

En ciudades como Pompeya y Herculano, quedan todavía los termopolios, lugares donde la población romana compraba comida preparada para llevar. Solo los romanos privilegiados podían cocinar y comer en casa, el resto tenía que visitar los termopolios o bares. Su rutina era parecida a la de los estadounidenses: la cena era la comida importante mientras que, a medio día, comían rápido y poco en estos lugares.

Y leían el periódico

La mayoría de los romanos leían en conjunto el periódico. Julio César tuvo la idea de colgar en el foro una sola copia del Acta diurna populi romani (es decir los hechos diarios del pueblo de Roma en español). Esta contenía propuestas de leyes, fragmentos de discursos y el resumen de lo que sucedía en el Senado. Años después, se sumaron notas fuera de la política como funerales, divorcios y hechos curiosos. Los que podían, mandaban pedir una copia a mano que distribuían por todas las provincias.