Mente fría: el impacto del invierno en nuestro cerebro

¿Has experimentado cambios en tu estado de ánimo durante el invierno? ¿Tu capacidad para pensar disminuye en los meses de frío? Estas sensaciones no son simples impresiones subjetivas, en realidad tienen una explicación científica vinculada al sistema circadiano. 

Este sistema opera como un reloj biológico interno que regula los ritmos diarios del cuerpo, pues controla aspectos como la liberación de hormonas, la temperatura corporal y el ciclo de sueño-vigilia. A su vez, la luz desempeña un papel crucial en esta regulación; por ejemplo, durante el día, se inhibe la producción de melatonina, manteniéndonos alerta y despiertos. 

Crédito: Foto por Brandi Redd en Unsplash.

En contraste, cuando cae la noche y todo se oscurece, la producción de melatonina aumenta y facilita el inicio del sueño. La luz también puede influir en la liberación de otros neurotransmisores y hormonas, como la serotonina y el cortisol. Por ello, exponernos a la luz solar se revela como algo sumamente beneficioso, ya que puede elevar los niveles de serotonina, el neurotransmisor relacionado con la sensación de felicidad, generando así un estado de ánimo más positivo. Asimismo, la exposición temprana al sol durante la mañana puede contribuir a sincronizar el ritmo circadiano y reducir los niveles de cortisol, una hormona vinculada al estrés.

Cuando reflexionamos sobre el impacto del invierno en nuestro estado de ánimo, la importancia de la luz y su influencia se vuelve aún más evidente. En latitudes superiores o durante el invierno, donde los días son más cortos y la exposición a la luz solar es limitada, muchas personas experimentan alteraciones en su bienestar emocional y en el funcionamiento de su sistema circadiano. Esta reducción de luz puede resultar en desequilibrios en la regulación hormonal y de neurotransmisores, pues se vincula con la aparición del trastorno afectivo estacional, que se manifiesta a través de síntomas tales como depresión, fatiga y aumento del apetito.

Crédito: Foto por Damir Samatkulov en Unsplash.

Desde una perspectiva cognitiva, la influencia de las estaciones en el estado de ánimo también se manifiesta en la forma en que percibimos y evaluamos el entorno. Estudios han mostrado que las personas tienden a percibir los paisajes naturales de manera más agradable y estimulante durante la primavera y el verano, lo que se asocia con una mejora en el estado de ánimo, en contraste con el invierno, donde las personas tienden a ser más propensas a enfocarse en aspectos negativos y a percibir el entorno como menos atractivo. 

Es importante destacar que los efectos de las estaciones en el estado de ánimo pueden variar de una persona a otra, y no todas las personas experimentan estos cambios de la misma manera. Factores como la ubicación geográfica, la genética, la edad y la exposición a la luz artificial también pueden influir en la intensidad de estos efectos. De hecho, esta última variable parece ser una de las más críticas en el contexto de los efectos en nuestro ritmo circadiano y estado de ánimo.

Crédito: Foto por Joy Stamp en Unsplash.

La exposición constante a la luz artificial, especialmente en horarios nocturnos, puede perturbar significativamente nuestros ritmos biológicos naturales. Esta luz azul es especialmente efectiva para suprimir la producción de melatonina, lo que puede dificultar conciliar el sueño. La consecuencia de esto es que muchas personas experimentan insomnio y otros trastornos del sueño. 

Como podemos ver, diversas variables hacen que nuestro estado de ánimo sea más susceptible durante el invierno, sin embargo, cultivar hábitos saludables nos brinda una mayor protección frente a estos cambios ambientales.

Referencias
Bedrosian TA and Nelson RJ (2013) Influence of the modern light environment on mood Molecular Psychiatry, 18, 751–757.

Duffy, J. F., & Wright, K. P. (2005). Entrainment of the human circadian system by light. Journal of Biological Rhythms, 20(4), 326-338.

Magnusson, A., & Boivin, D. (2003). Seasonal affective disorder: an overview. Chronobiology international, 20(2), 189-207.

Wirz-Justice, A. (2006). Biological rhythm disturbances in mood disorders. International clinical psychopharmacology, 21, S11-S15.