MIWO: El proyecto gráfico que propicia hablar de las emociones

Hace poco más de un año, María Cantú, exaUDEM egresada de la Licenciatura en Diseño Gráfico, estaba en el proceso de decidir el tópico del Proyecto de Evaluación Final y nunca imaginó que su trabajo podría abordar un aspecto tan fundamental de la naturaleza humana: las respuestas emocionales.

Junto con sus compañeras Valeria Salinas, Ximena Viades y Camila González crearon Miwo, un kit de herramientas didácticas con el que padres e hijos aprenden a reconocer y expresar sanamente sus emociones al entablar un sano diálogo en familia para promover la inteligencia emocional.

El nombre del kit hace referencia al modo en que los niños más pequeños pronuncian la palabra “amigo”, pues las diseñadoras coinciden en que sintetiza perfectamente el espíritu del proyecto: un método accesible para aproximarse a un tema trascendental en el desarrollo humano. “No somos expertas en inteligencia emocional, por eso, más que decir que la psicóloga (Alejandra Sandoval) es nuestra clienta del proyecto, decimos que es una aliada.

Ella nos apoyó con la información y el vocabulario adecuado, aparte del que nosotras investigamos para empaparnos del tema. Todo lo que aparece en el kit está validado y corroborado”, indicó María. “Detectamos la necesidad general de expresar nuestras emociones de una manera más clara y también nos dimos cuenta de que enfocar el trabajo en los niños era lo mejor, porque la infancia es el momento en el que vas tomando conciencia de tus emociones, ¡y qué genial es tener la práctica de identificarlas correctamente desde chiquitos!”, compartió.

Ximena añade que no iniciaron la tarea desde cero, pues la psicóloga que las acompaña en esta travesía ya contaba con talleres en los que usaba materiales e impresiones que recolectó a lo largo de los años. Por ello, el reto de las diseñadoras fue llevar esto a un nuevo nivel: “El objetivo es que, una vez tomados los talleres de expresión de emociones, los papás puedan darles seguimiento en casa. De ahí surgió la idea de hacer un kit que optimizara las herramientas de los talleres”, comentó.

“El kit está dividido en tres etapas: Conectar, Descubrir y Aventurarse. Cada una tiene sus herramientas diseñadas para ser reutilizables y son muy atractivas. Incluso Miwo está hecho pensando en que los materiales sean parte de la decoración de los cuartos de los niños, así la enseñanza es mucho más amigable”, ahondó Valeria Salinas.

Camila González, Ximena Viades, María Cantú y Valeria Salinas

A primera vista, Miwo es una caja de juegos que, entre sus herramientas, cuenta con un memorama a través del cual los niños identifican las emociones, aprendiendo que no son buenas o malas, sino simplemente parte de la vida. Las diseñadoras agregaron una base de madera con las etiquetas “día” y “noche”. Así, los papás pueden pedir a los hijos que tomen la carta del memorama correspondiente a su sentir en los dos momentos del día para iniciar una conversación acerca de por qué experimentaron dichas emociones.

¿Cuáles son las otras herramientas de Miwo que lo hacen tan valioso? El emocionario (un diccionario de las emociones), un libro de las expresiones, los audiocuentos que lo acompañan, la rueda del enojo, el juego de cartas y el mismo personaje Miwo, presentado como una figurita tejida en crochet.

“El kit también tiene una guía para padres donde explicamos el objetivo, la importancia de las emociones y de reconocerlas”, apuntó María. “La caja donde vienen las herramientas está decorada con confeti porque queremos liberar las emociones y celebrarlas”.

Su asesora, la maestra Diana Woolrich, pudo ahondar en la descripción del proyecto al coincidir en que “el trabajo subraya la capacidad de entender un proyecto más allá del diseño gráfico; es comprender que la disciplina también diseñar experiencias y servicios, además de que promueve el trabajo colaborativo”. El resultado final abarca la aplicación de conocimientos de marca, identidad, ilustración y también comunicación.

Para concluir, Ximena Viades compartió desde sus palabras cómo ve que el diseño gráfico puede impactarnos no solo en lo que vemos, sino en lo que tratamos de nuestra vida diaria: “El diseño gráfico es visto como una disciplina orientada a la comercialización y, aunque es verdad, nos interesaba demostrar que puede ir más allá, que puede dar soluciones reales a problemáticas reales”, explica. “La pandemia nos enseñó la importancia de cuidar la salud mental y fue gratificante ver que lo que hicimos puede contribuir en esa área”.

Sin duda, este proyecto nos recuerda la confianza y seguridad que nos da el hablar de nuestros sentimientos y qué mejor que hacerlo al lado de un amigo como este.