Neutralidad de carbono: la obsesión de las compañías

Por todos lados aparece la palabra “carbono”: en noticias, en anuncios de servicios, productos y hasta de países usualmente asociados con neutralidad de carbono, carbono negativo o carbono cero. La terminología es confusa, por lo que es importante entender qué distingue a cada uno y cuál es el impacto positivo real de estas promesas y anuncios.

Neutralidad de carbono (o libre de carbono): producto o compañía que quita la misma cantidad de dióxido de carbono que emite a la atmósfera, usualmente al comprar bonos de carbono para compensar la diferencia. Un ejemplo es una compañía de paquetería (envíos internacionales) que compra estos bonos en los que apoya proyectos sustentables y así contrarresta el carbono emitido por sus entregas.

Carbono cero: aplicado comúnmente a medios de transporte y edificios que tienen neutralidad de carbono. En el caso de los edificios deben ser certificados por el International Living Future Institute que avala que obtengan energía de fuentes renovables, además de compensar las emisiones de carbono que generan al construirlo.

Carbono negativo: que quita más carbono de la atmósfera del que emite. Esto es el siguiente paso de la neutralidad de carbono. Un ejemplo es Air Co, una compañía de vodka en Brooklyn. Esta reúne gases desechados y dióxido de carbono de plantas de otras compañías de bebidas o de etanol, luego convierte este gas en líquido y lo reutiliza en sus instalaciones para convertirlo en alcohol.

Amazon anunció que la compañía tendrá neutralidad de carbono para el 2040 mientras que Microsoft se comprometió a ser de carbono negativo para el 2030. Y para el mismo año, el aeropuerto de Heathrow en Londres juró tener neutralidad de carbono en sus operaciones, sin contar las emisiones de los vuelos. Estos tres ejemplos son parte de una lista que va creciendo usando la terminología de carbono como parte de su marketing.

El greenwashing, que empezó en la década de los 60, es la práctica que hace a los consumidores creer que una compañía es más sustentable y ética de lo que es. Hoy en día, existe cada vez más acceso a la información sobre las prácticas sustentables al igual que una gran oferta de productos de este tipo, por lo que es más fácil detectar si son reales o pecan de greenwashing.

En el caso del carbono, las compañías no pueden solo decir que tienen neutralidad de carbono o que son negativas en este. Esta nueva terminología que aplica tanto para ciudades, países o compañías, en teoría debe ser comprobable con documentos. Con eso, evita que las compañías o ciudades promocionen que incurren en prácticas sostenibles y responsables en las que asegurar que toda la cadena desde la producción hasta el producto final lo es. Debe estar basada en objetivos medibles y resultados respaldados por la ciencia con un solo fin: reducir la huella de carbono.

La agencia consultora ambiental Natural Capital Partners fue una de las pioneras al crear en 2002 una serie de lineamientos a seguir para lograrlo. Desde entonces, han surgido muchos programas y organizaciones sin fines de lucro que aconsejan a marcas y compañías por igual como Climate Neutral. En estas existen muchas certificaciones de neutralidad de carbono a las que se pueden apegar por pasos, como certificar un producto, luego el espacio de oficinas hasta llegar al objetivo de carbono cero, por ejemplo. A pesar de esto, muchas compañías se han enfocado principalmente en comprar bonos de carbono, sin reducir su propia emisión. “Comprar bonos es mejor que no hacer nada, pero no es suficiente”, cómo lo explicó Peter Miller del Natural Resources Defense Council a Vox.

Por esto, es importante investigar y cuestionar si las declaraciones de las compañías sobre sus huellas de carbono son parte de un plan a largo plazo para reducir el total de sus emisiones. Conocer sus fechas límite, exigir que los productos cumplan con las regulaciones y entender a qué se refieren cuando dicen que tienen neutralidad de carbono.