Las mejores selfies de la historia

Las selfies no son nuevas. Antes se llamaban autorretratos y tomarlos era todo un reto. Se usaban cámaras análogas y se necesitaba un espejo… o se esperaba lo mejor al ponerse frente a la cámara que usaba negativos. De hecho, la primera fotografía considerada como tal la tomó el empresario estadounidense Robert Cornelius en 1839, con una cara de preocupación que nota lo concentrado y quieto que debía estar para lograrlo.

Este pionero de la fotografía tardó 15 minutos en retratarse. Hoy lo podemos hacer 15 veces al día. / Crédito: Getty Images

La adolescente más popular de Rusia, Anastasia Nikoláyevna Romanov fue la primera en retratarse frente a un espejo, a sus 13 años en 1914. Parece canalizar más a Frida Khalo que a Kim Kardashian. Muestra una versión de ella poco vista sujetando una cámara encima de una silla en su habitación.

Crédito: Getty Images

Poder capturarse a sí mismo fue especialmente útil cuando eran momentos clave en la historia. Buzz Aldrin lo hizo en 1966 al tomarse la primera selfie en el espacio. Antes de él, muchos fotógrafos se dedicaron a perfeccionar –o jugar, como lo hizo Henri Cartier-Bresson– para inmortalizar su rostro en la historia.

Esta idea de no usar un teléfono inteligente para retratarse inspiró a Ben McMahon, fotógrafo actual de celebridades, para un proyecto personal. Al final de cada sesión de fotos con algún famoso, les pidió que se tomarán un autorretrato con su cámara Leica y un espejo. Así nació una serie de más de 100 fotografías de personajes fuera de sesiones ultra producidas en momentos íntimos que reflejan cómo se ven a sí mismos. Desde la dramática pose de Alan Rickman (el querido Snape en Harry Potter), hasta la espontánea foto de Gareth Bale en el baño, las fotos enseñan un lado desenfadado y sencillo que rara vez vemos en las celebridades. Las selfies se crearon como algo instantáneo, sin pensarlo mucho, una manera de recordar como te veías y creemos que podrían seguir siendo así.