Somos gamers

Por: Mariana Baidon Carrillo, alumna de la Maestría en Diseño y Arte de Videojuegos de la UDEM.

¿Qué nos llama a los videojuegos? ¿Por qué nos emociona decorar nuestra isla en Animal Crossing? ¿O entrar al voice chat para formar el equipo perfecto en Call of Duty o cualquier “First Person Shooter”? ¿O sacar el Mario Kart en una reunión? Cada vez más, pasamos mayor tiempo jugando videojuegos. Hacemos comunidad por medio de juegos online o experimentamos historias en las que podemos tomar decisiones por medio de consolas en casa. Para este artículo, me enfoqué en platicar con los gamers que conozco para explorar qué es lo que nos conecta como comunidad y como fanáticos. 

De entrada, muchos se alejan por el término gamer. El anglicismo originalmente se refería a cualquiera que jugara videojuegos, pero, posteriormente, se aplicó a una subcultura que tenía ciertas características: aquellos que pasaban la mayor parte de su tiempo jugando en consolas o en computadoras (PC) de alta calidad. No obstante, el término evolucionó una vez más, no solo incluyendo a todos aquellos que juegan, sino a todos los que se involucran con los videojuegos, ya sea por medio de ver streams, escuchar soundtracks o ver gameplays sin comentarios. A pesar de este cambio, muchos aún tienen reservas para usar el término y piensan que hay que ser un jugador de alto volumen, que hay que sacar la consola a diario o incluso construir una PC. 

Aunque es un debate todavía en cuestión, lentamente la comunidad busca ser más inclusiva de los que juegan de vez en cuando o que no se interesan por detalles que antes eran un conocimiento obligado. A fin de cuentas, un gamer es alguien que se considera de esa manera y que tiene un lugar para los videojuegos en su vida, no importa que tan pequeño o grande sea este.

DATOS Y NÚMEROS 

A pesar de que la narrativa social presenta una comunidad pequeña y aislada, la verdad es mucho más amplia y diversa de lo que pensamos. De acuerdo con la agencia de análisis The CIU (Competitive Intelligence Unit), en México hay 65.9 millones de videojugadores de seis años o más. Es decir: 75 % de nuestra comunidad local juega videojuegos constantemente. Dentro de este grupo, sabemos que la mayoría lo hace de manera casual en el celular, seguido por el grupo de quienes hacen uso de consolas como Xbox, PlayStation o Switch y, finalmente, los restantes se dividen entre PC y tablets. Se prevé que estos números seguirán creciendo exponencialmente en los siguientes años, conforme las nuevas tecnologías avancen y se adquiera una mayor accesibilidad a la tecnología. ¿Por qué esta comunidad ha crecido tanto en México, al contrario de otros ambientes digitales? ¿Qué es lo que tiene de especial?

ON THE GO 

Posible respuesta: el smartphone. Uno de los recuerdos más queridos de tener un Nokia era jugar Snake, y tiene sentido que ese fenómeno haya evolucionado a una comunidad gigantesca. No hay duda de que nos encanta jugar en nuestro celular: en el top 10 de aplicaciones pagadas en AppStore, nueve de ellas son juegos para teléfonos móviles. 

El hecho de tener un dispositivo que esté con nosotros a todas horas ha creado diferentes tipos de experiencias que generan una sensación adictiva. Tenemos los Gacha Mechanics, que trae las maquinitas de cápsulas de juguetes al mundo virtual. Al mismo tiempo, la tradición de llevar juegos simples al smartphone (Candy Crush, solitario, sudokus, puzzles) permite una jugabilidad alta con repeticiones instantáneas que pueden utilizarse en cualquier momento. 

Así, nos da tiempo de terminar niveles, lo que genera más satisfacción al hacerlo. Quizás nuestra habilidad de conectarnos a un juego en cualquier momento, y el control de tiempo en un mundo más ocupado, son las razones que nos acercan más a un videojuego que a una red social.

JUEGOS DIFERENTES PARA PERSONAS DIFERENTES 

Una de las cosas que ha cambiado es el público al que los videojuegos van dirigidos y, en la última década, la comunidad se diversificó junto con la oferta de juegos. Antes, estos eran considerados para el público masculino —o excesivamente “femeninos” del otro lado del espectro—. Hoy en día, tenemos más mujeres interesadas en los juegos y, al mismo tiempo, más juegos que toman en cuenta múltiples géneros en su historia y protagonistas. 

Tenemos juegos como Overwatch, con una diversidad amplia de personajes para jugar e identificarse con ellos. O también, espacios más indies, como el River City Girls de Wayforward, que abre una franquicia tradicional a un público femenino que no había sido incluido antes. 

Nos encontramos con más protagonistas diversos y más mundos que exploran ambientes que, al mismo tiempo, no son nada como el nuestro, pero tienen ecos y reflejos de nuestras mecánicas actuales, como el mundo que Aloy explora en Horizon Zero Dawn, las calles oscuras de Yakuza: Like a Dragon o las conexiones que impactan por medio de Persona 5. ¿Será que lo que nos llama son esas conexiones a nuestro mundo actual y las decisiones a tomar dentro del juego? ¿O es el escapismo puro de ir a un mundo que es completamente diferente?

LIKE, SHARE, SUBSCRIBE 

Otro factor que no puede ser ignorado, como en cualquier conversación tecnológica, es el papel de las redes sociales en la comunidad. Anteriormente, se peleaba mucho el lugar de los videojuegos en los medios. ¿Eran algo serio? Lo que cambió esa conversación por completo fueron los streamers. La posibilidad de compartir gameplay por medio de YouTube fue algo que contribuyó no solo al crecimiento de la comunidad, sino al de dicha red social también. Muchos pasaron de leer guías en revistas a ver videos de videojuegos semana a semana en canales nuevos. Con este crecimiento, muchas personas no solo disfrutaban de jugar videojuegos, también disfrutaban de simplemente verlos. Todo esto fue un precursor a la gran plataforma de streaming Twitch. Con nueve millones de streamers y 2.78 millones de viewers al mismo tiempo, esta plataforma (perteneciente a Amazon) se convirtió en el mejor lugar para consumir y divulgar cualquier tipo de contenido relacionado con los videojuegos. De esta manera, los videojuegos no dependían de un trailer: cualquier juego podía popularizarse si a un streamer le interesaba y lo compartía. Así nació el éxito de Fortnite, Undertale, Valorant, entre otros.

PLAYER ONE, PLAYER TWO 

Todo esto nos lleva al aspecto social. Los videojuegos, desde sus inicios, han buscado incluir a otros, un esfuerzo en conjunto o la representación de una batalla de uno contra otro. El arcade casi siempre incluía opciones para dos jugadores, y en nuestra niñez era común decir “trae tu control” cuando invitabas a alguien a tu casa. En tiempos recientes, el aspecto online logró que estas conexiones sociales sean aún más fuertes y que dentro de los videojuegos puedan ser mucho más complejas. En juegos como World of Warcraft o Final Fantasy XIV, grupos enteros de personas pueden jugar juntas desde diferentes partes del mundo, acercándonos más al sentimiento de comunidad que lo que actividades como el deporte y las artes han podido lograr a lo largo de muchas décadas. 

Los MMO (Massive Multiplayer Online) han ganado campo gracias a estos grupos y ofrecen experiencias sociales. Este efecto se multiplicó exponencialmente durante la pandemia del Covid-19 y empujó a personas que usualmente no jugarían online a formar grupos con amigos que se encontraban cerca físicamente… pero lejos socialmente. Es así como vimos la popularidad de juegos como Among Us crecer rápidamente en la conciencia social. 

EL FUTURO 

Es imposible predecir cuáles aspectos nos van a llamar de los videojuegos del futuro. A pesar de que muchos intentan traer el futuro a nosotros, sabemos que las conexiones que los humanos hacemos con los medios nunca son completamente predecibles. Pero lo que sí podemos hacer es pensar cuáles cosas de un posible futuro nos mantienen anclados a este mundo y que podrían traer a otros a convertirse en jugadores asiduos. Muchos voltean a ver el VR: la inmersión masiva y estar ahí justo cuando la tecnología llegue a su mejor nivel. Lo vemos con Oculus y el PlayStation VR. Otros voltean al juego interactivo, o sea, un streamer que juega y alguien que lo esté viendo puede integrarse de manera instantánea. Fomentar el juego en grupo de esta manera podría ser beneficioso para comunidades que aún no se animan a formar parte, pero cuya curiosidad puede ser más aprovechada por medio de estas técnicas. 

Hablamos muy poco de las personas que no son gamers (de aquel 25 %), pero muchos expertos mencionan que jugadores mayores toman su lugar lentamente en esta industria por medio de juegos simples, al mismo tiempo que no se desarrollan proyectos que sean específicamente para ellos. Oímos hablar de señoras que juegan Mario Kart o señores a los que les agrada Tetris, pero no de juegos que los cautiven de manera uniforme. Lo que es seguro es que todo está por crecer. Hay muchos caminos por recorrer y muchos juegos que crear y jugar por delante. Son varios los factores que influyen en que muchos ahora seamos gamers: las historias, los personajes, nuestros amigos, los dispositivos o, simplemente, nuestra nostalgia. 

Con todo eso en mente, hay que mantenernos abiertos y con un corazón lleno para todos aquellos amigos que quizás nunca se han sentido cómodos en preguntarnos qué significa todo esto y cómo pueden ser parte de ello. Lo importante es invitarlos y hacerles saber que lo más satisfactorio es formar parte de una historia que se va haciendo de cero, sin importar cuántas veces hayas jugado el mismo juego. Cada videojuego es una oportunidad de explorar todas estas conexiones de nuestra condición humana y nos da la oportunidad de brillar como artistas, como jugadores, amigos y comunidad. Así que si eres gamer, bienvenido, nos da mucho gusto tenerte aquí.