SPOILER ALERT!

¡ALERTA! (PORQUE CLARO, SI LO ANALIZAMOS, TENEMOS QUE HACERLO): ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS SOBRE STAR WARS: EPISODIO V – EL IMPERIO CONTRAATACA (1980) Y EL SEXTO SENTIDO (1999). SI NO LAS HAS VISTO… VELAS, NO PUEDES SEGUIR POR LA VIDA ASÍ. Y LUEGO LEE ESTE ARTÍCULO.

En mayo de 2019, en la preciosa Riviera Francesa, ocurrió una peculiaridad que sacudió varias agencias de noticias: antes de que el esperado trancazo de taquilla Érase una vez en Hollywood abriera el Festival de Cannes, Quentin Tarantino subió en las redes oficiales de la película un mensaje en el que se sumaba al que puedo llamar uno de los mayores miedos del siglo XXI: el SPOILER ALERT (así, en mayúsculas).

“Amo el cine, tú amas el cine. Es el descubrimiento una historia por primera vez. Estoy emocionado de estar en Cannes […] El equipo trabajó durísimo para crear algo original y les pido a todos que no revelen a otros nada de la trama para que puedan experimentar el filme de la misma manera”.

No es la primera vez que un director pedía que no se hicieran spoilers de su película (los hermanos Russo, directores de las dos últimas Avengers, pidieron lo mismo; en su momento, el showrunner de Mad Men, Matt Weiner, fue excesivamente meticuloso con esto). Pero esta vez en Cannes era la primera vez que un auteur cinematográfico pedía esto. Además, su película estaba basada en hechos históricos por muchos conocidos (la vida y muerte de la actriz Sharon Tate), pero no importaba. No quería que nadie contara nada de su película. Y todo es extraño: vivimos con miedo de spoilers de series (Game of Thrones) de películas mainstream (El guasón), pero no de películas de auteur –nadie revela mucho de las tramas de películas de Scorsese, P.T. Anderson, Cuarón o Herzog, salvo que están buenísimas o malísimas.

La bestia que nadie puede domar

¿De dónde viene el spoiler? ¿Y por qué se convirtió en uno de nuestros mayores miedos, al menos, mediáticos? La primera vez que se utilizó este término, según lo reporta el periodista Nate Freeman, fue en 1982, cuando un usuario de UseNet (antecesor de nuestro todopoderoso internet) colocó la frase “Spoiler Alert” antes de decir algo en un foro digital sobre la recién estrenada Star Trek: Wrath of Khan.

A partir de ahí, todo escaló. “No podemos controlar internet. Es una bestia en sí misma. Es el ambiente en el que vivimos”, dijeron los hermanos Russo en entrevista, una vez que se enteraron de que 10 minutos de Avengers: Endgame se habían filtrado y de que había intentos maliciosos de arruinar la experiencia de otros. Y es que la paranoia de los spoilers principalmente es esparcida por los estudios, ya que temen que, una vez arruinada la película, la gente no vaya al cine y pierdan millones de dólares.

Tomemos el ejemplo de Brie Larson, Capitana Marvel, quien le confesó a Inquirer en abril de 2019 que cuando llegaba al set, no sabía qué iba a hacer, no conocía la escena, o si tendría diálogos con alguien. Nada. “Apenas me aparecía en el escenario y me daban mis líneas, pero solo eso. ¡No me daban las líneas de los demás!”, agregó. Imagina lo difícil que es trabajar así, o desarrollar al personaje que interpretas. Esta paranoia, por ejemplo, va en contra de las cortesías naturales de la industria: J.K. Rowling le contó desde la primera película de Harry Potter a Alan Rickman, Severus Snape, qué había detrás de la palabra “Always” (misma que define la última parte de la saga) para que desarrollara al máximo su personaje –y Rickman simplemente se guardó el secreto.

¿Qué fue antes? ¿El huevo o la paranoia?

Aunque no lo creas, este miedo mediático tiene muy poco, y antes hubiera sonado ridículo. La crítica de cine de Vox.com, Emily Van der Werff, recuerda que las tragedias griegas narran en su diálogo de apertura qué va a pasar durante los tres actos; en 1976, el New York Times publicó un artículo detallado sobre la trama de Star Wars, e incluso revelaba que Luke Skywalker destruía La Estrella de la Muerte al final de la película. Nadie se quejó, ni siquiera George Lucas.

Pero la cultura pop se ha expandido en contenidos, tramas, plataformas y tiempos. Si hoy te digo que Darth Vader es el padre de Luke Skywalker, básicamente me tacharás de cretino por arruinarte la película que algún día pensabas ver. Antes, solo podías ver las películas en los cines (y no en todos: en su primer día de estreno, Star Wars ocupó menos de 50 salas en Estados Unidos; Avengers: Endgame, 4,500 salas), por lo que no era tan fácil o tan rápido ver una película que querías; tenías que esperar a que llegara a tu ciudad o pueblo. Para cuando llegara, muy posiblemente te habías enterado de cosas importantes de la trama. Tal vez te hubiera enojado saber que Vader es el papá de Luke antes de ir al cine, pero era algo que sabías que podía pasar, por más irritante que fuera.

Lo segundo que aceleró este miedo fue, obvio, internet. Los chismes no andan en burro, y en la red andan en avión. A finales de los 90 y principios de los 2000, el término spoiler se convirtió en algo masivo y dejó de ser algo entre geeks y nerds (¿recuerdas que inició con Star Trek? No hay nada más nerd que eso). Y aquí es justo cuando entra el tercer factor: los estudios y su paranoia.

Los spoilers también pueden traer consigo comentarios negativos sobre la película, y eso se refleja en la taquilla. Tu ansiedad de que te arruinen una película o una serie,  junto con las estrategias monumentales de mercadotecnia (como guerrilla marketing o los impresionantes trailers de casi cuatro minutos) les permitieron a los estudios insinuarte que lo mejor es ver la película o la serie lo antes posible. El día del estreno. El segundo en el que ya está en la plataforma digital. El domingo por la noche. Ver el contenido con los ojos vírgenes, nada mejor que eso… no vayan a arruinarte el final del capítulo tus colegas de la oficina.

“¡Qué impresión amiga! No veía venir lo de Bruce Willis”

¿Cómo le hacíamos antes? ¿Cómo platicábamos de El sexto sentido (1999) con los demás sin siquiera comentar que Bruce Willis está muerto? ¡Es la razón de esa película! Mucho tiene que ver con la manera en cómo nos están contando las historias. Los guionistas, con tal de generar curiosidad y acercamiento con las audiencias, concentran mucha energía narrativa en los plot twists de las historias y no tanto en el transcurso de la misma o el desarrollo de personajes. Seguramente antes de sentarte en la butaca, sabías que Romeo y Julieta se suicidan por amor, pero no importa… la obra es igual de disfrutable y no debes dejar de verla.

Al final, el plot twist es una gratificación instantánea. Te hace sentir que valió la pena ver dos horas de película o 34 capítulos de una serie para conocer ese desenlace. Hoy en día es extraño que exista un contenido masivo sin esos guiños narrativos. Pero no lo es todo: una de las maravillas de las películas y las series es poder verlas y vivir la experiencia con otras personas, y también conversarlas. Si vas por la vida con miedo al spoiler, entonces todo parecerá un spoiler, te aislarás y te perderás de toda la diversión.

Pero si alguien te arruina la película adrede, entonces sí, enójate y dile que no estuvo bien. No te lo merecías.