Vahari: Llevar lo ecosostenible en tu bolso

¿Por cuánto tiempo sueles conservar la ropa de tu armario? ¿Una temporada, un año? Renovar el guardarropa y los accesorios nos recuerdan el alto impacto ambiental que la moda genera en nuestras vidas; desde su producción hasta la huella de carbono provocada por la contaminación y el rápido desecho de las prendas y artículos.

Pensando en esta realidad, Marissa Mota Rueda, estudiante de la UDEM, se formuló la importante pregunta: ¿qué tal si, en vez de permitir que la moda se convierta en basura, hacemos de la basura artículos de moda? La respuesta de esta creativa —junto a sus compañeras Jimena Guerra Rodríguez, Adriana Gracia Villaseñor y Elvia Pesqueira Flores— fue Vahari, una línea de bolsos de lujo hechos a base de un hilo utilizado como materia prima de bolsas de plástico desechables.

Sin la ayuda de máquina alguna, este hilo tejido a mano crea desde bolsos estilo clutches (ideales para eventos formales), hasta los satchels más casuales. Dicho trabajo fue realizado como Proyecto de Evaluación Final para egresar de la Licenciatura en Diseño de Moda y se presentó dentro del semestre Otoño 2022.

“Éramos conscientes de la problemática de la contaminación de la moda en general, pero en particular nos llamó la atención el tema de los microplásticos que quedan en los océanos, y con esto en mente desarrollamos una alternativa de hilo amable con el medio ambiente, a pesar de tener un origen plástico sintético”, apuntó Marissa.

Por ello, Jimena, una de las integrantes del equipo, generó un hilo hecho a base de bolsas de plástico como parte de la materia de Diseño Experimental, el cual fue tomado como punto de partida para los accesorios de lujo: “Usamos este hilo para desarrollar algunos de los bolsos de la línea y lo llamamos hilo Vahari. Después, juntas creamos otro hilo, el Vahari Bold, que es más grueso y parece un estambre. El hilo Vahari, al ser más delgado, necesita bolsas de plástico muy específicas para hacerse, pero el Vahari Bold puede usar como materia prima cualquier tipo de bolsa de plástico”, compartió Marissa.

Dichos hilos no son teñidos —lo cual elimina el proceso contaminante de dar otro color— y pueden limpiarse fácilmente con un paño. ¿El resultado? Productos duraderos y ecoamigables. Ante esto, Elvia compartió su experiencia con este proceso, añadiendo que “la parte técnica de crear el hilo es complicada, y aparte tuvimos que experimentar con diferentes técnicas de tejido: de gancho, de puntada, para llegar a la indicada. Al final quedamos muy satisfechas porque, cuando llevamos los bolsos al Centro Roberto Garza Sada para fotografiarlos o seguirlos trabajando, la gente nos preguntaba dónde podía conseguirlos”.

Estos accesorios poseen marcos o estructuras de madera que reimaginan la estética de los artículos: los bolsos no solo son rectangulares, también los hay en formas redondas, hexagonales y piramidales. Para dar estos toques, las diseñadoras colaboraron con un ebanista que trabajó artesanalmente. “Vahari significa ‘mar’ en swahili y nos parece el nombre perfecto porque la línea está inspirada en el beachwear y tiene un toque tropical. Además, es una manera de evocar el punto de partida de todo el trabajo, que es la contaminación en los mares por los microplásticos. Es como cerrar el círculo. La palabra original se escribe con ‘b’, o sea, ‘bahari’, pero quisimos cambiar la ortografía para darle nuestra propia identidad”, compartió Elvia.

Por su parte, las diseñadoras han considerado atraer a inversionistas para desarrollar la marca y ya han vivido la realidad de enseñar los procesos a terceros. Sobre ello, Marissa comentó: “Llegar al hilo final fue complicado y después aprendimos a enseñar y delegar todos estos pasos a otras personas porque también tuvimos el apoyo de tejedoras para sacar adelante la línea. Fue complicado, pero claro, creemos que eso es parte de llevar el proyecto más allá”.

De izquierda a derecha: Marissa Mota, Elvia Pesqueira, Adriana Gracia y Jimena Guerra.

Ante esto, Édgar Morejón Flores, asesor del proyecto y docente de la UDEM, destacó la capacidad de innovación, elemento vital de la profesión que eligieron las estudiantes, añadiendo que, en sus clases, se enseñó la importancia de deconstruir lo conocido para generar algo nuevo. Es aquí donde radica la experimentación, punto principal que hace avanzar al diseño y al arte. Además, indicó, en un entorno donde la falta de recursos para crear los materiales de la industria de la moda es cada vez más latente, es esencial que las nuevas generaciones de diseñadores se adapten para reutilizar recursos existentes y de esta manera reducir su huella ambiental.