El caso del “bebé medicamento”
Si te suena rarísimo es porque lo es. Este término surgió en 2002 cuando una pareja del Reino Unido decidió tener un segundo hijo (genéticamente estudiado) para que pudiera salvar a su hermano afectado por una anemia anormal. Este controversial caso desde el punto de vista legal y médico fue el punto de estudio del proyecto en el que se reunieron–a distancia– la UDEM y la Universidad de Piura del Perú.
En este intercambio cultural, parte del programa COIL (Collaborative Online International Learning) de la UDEM, 22 alumnos y futuros médicos tuvieron la oportunidad de analizar los pros y contras de los estudios genéticos. Por su parte, los 34 alumnos visitantes peruanos y futuros abogados ofrecieron el conocimiento legal. Seguro se puso bueno el debate.
El caso de Jamie Whitaker, el bebé medicamento, tiene mucha tela que cortar. Aunque fue exitoso, sigue siendo extraordinario el precedente que marcó. El permitir de forma médica y legal que una pareja tenga un bebé que mediante técnicas de FIV (Fertilización In Vitro) se consiga que sea genéticamente compatible con su hermano. Planear desde el inicio que este bebé se use para donar células y tejido que ayuden en el tratamiento a su hermano y asumir los riesgos de salud para ambos.
La responsable de conseguir que pudieran comentar y aprender del tema fue la profesora Berenice Pérez Cavazos del Departamento de Ciencias Básicas que tuvo que enfrentar varios retos de coordinación y comunicación entre México y Perú.
“En ocasiones les fue complicado (a los alumnos) expresar sus ideas científicas a los estudiantes de Derecho, pues cada lado estaba habituado a sus propios y muy técnicos lenguajes, pero fue parte del aprendizaje. Los temas que toca el caso de estudio aplicado en nuestro COIL, son de alta dificultad en el diálogo científico-jurídico, pues incluso ha llevado a vacíos legales en México y otros países, lo que repercute en la vulneración de muchas personas, situación que está mejor definida en Perú”, explicó en entrevista con la UDEM.
El reto, por supuesto, fue muy enriquecedor. Los udemitas aprendieron desde cómo usar Zoom para tener una conversación de tal temática, a interpretar las diferencias en el lenguaje con extranjeros –no es el mismo español–, la ética que lleva el tema y hasta elementos socioculturales.