Las vacunas del futuro
El COVID-19 cambió el mundo de las vacunas. La velocidad con la que se tuvieron que desarrollar los estudios, análisis y pruebas para darnos la vacuna que ya tenemos a nivel mundial, tuvieron un efecto secundario muy positivo. Para empezar, no había una vacuna como la del COVID-19 hasta ahora. Las vacunas tradicionales usan el virus –vivo o muerto, según se necesite– para enseñarle a nuestro sistema inmune a reconocerlo y defenderse. Las mayoría de las vacunas aprobadas para el COVID-19 son de mRNA, esto quiere decir que usan nuestras células para hacer proteínas y pre programarlas a resistir los cambios que provocaría el virus.
Sabemos que hasta se puso en duda por científicos si la vacuna sería eficiente por la velocidad con la que se creó y aprobó. Por más de 25 años se ha perseguido que puedan hacerse vacunas con mRNA, y al ser la de COVID-19 la primera aprobada con ese método de forma segura, abrió el potencial para usar esta tecnología en otros tratamientos. El cáncer, el HIV, el Parkinson y otras enfermedades pronto podrían tener una vacuna.
El hecho de que este tipo de vacunas no contengan el virus como se hacía antes y en vez se enfoquen en enseñarle a tu sistema a crear los anticuerpos necesarios es el siguiente paso evolutivo en la medicina. Las mRNA funcionan así por explicarlo de forma sencilla. La m significa “mensaje” así que la vacuna tal cual le dice al sistema inmune, “prepárate para el ataque” y le indica que anticuerpos necesita y actúa directo sobre el RNA que es el ácido ribonucleico, la molécula genética que funciona según se le indique. Este tipo de vacunas se pueden producir más rápido y estar listas para futuras pandemias, son más directas que las tradicionales y pueden inocular múltiples virus en una sola pasada. Fun fact: por eso la de Moderna se llama así, no es un nombre, sino iniciales.
Curando el cáncer
Ahora, ¿esto qué tiene que ver con el cáncer? De hecho esta enfermedad era hacía la que apuntaba el desarrollo de las vacunas mRNA antes de que llegará el coronavirus a interrumpir la vida. La intención de esta vacuna que se esta probando en la Universidad de Texas es crear una terapia personalizada para pacientes que tuvieron cáncer, buscando prevenir que recaigan.
Se ha estudiado que el cáncer es personal, es decir, que aún el mismo tipo de cáncer, cada mutación es única y específica para cada persona. Como en las vacunas de mRNA puede dirigirse hacia dónde deben actuar, pueden ser personalizadas y resolver este problema. El objetivo es lograr que la vacuna entrene una respuesta para combatir las células de cáncer que queden sin afectar a las saludables como sucede en otros tratamientos.
¿Será el fin de la epidemia de VIH?
En el caso del VIH, se busca poder tener una vacuna que lo prevenga y creen que la tecnología mRNA podría ser la respuesta que están buscando. Al lograr crear anticuerpos, se está explorando que puedan activar las células B correctas en el sistema inmune para crear los anticuerpos que necesitan, pero la probabilidad de que suceda es una en un millón. Sin embargo, confían en que tienen la capacidad para lograrlo en un futuro cercano. Actualmente está en la Fase 1 de desarrollo en la Universidad Scripps en California.
¿Podríamos tener una vacuna eficiente para la influenza?
La influenza común tiene dos tipos: la A y la B y cada una tiene diferentes variantes. La vacuna anual existente se basa en una adivinanza educada de cual combinación de las variantes será predominante ese año, con un porcentaje del 40 al 60% de efectividad en un buen año. El mRNA podría finalmente crear una vacuna que sea eficaz contra ambos tipos en una sola dosis y si todo sale como quieren, hasta podrían crear una vacuna que dure cinco años.
¿Y el zika?
Esta enfermedad causada por el mosquito podría tener su primer vacuna. Han existido otros intentos por erradicar los efectos pero hasta el éxito de la vacuna de Moderna, se logró desarrollar una que está a punto de pasar a la fase 2.