Almanaque Gen Z

Por: Mariel Mejía Espinoza, estudiante del 4° semestre de la Licenciatura en Estudios Humanísticos y Sociales

¿CUÁL ES EL ESPÍRITU DE LA ÉPOCA CENTENNIAL?

Los esenciales de la generación Z comprenden desde agua, gas, luz y… conexión a internet. Vivimos en un momento cultural muy específico donde se suele hablar sobre el cambio y las diferencias —o mejor dicho, choques— generacionales en todo tipo de ámbitos. Me refiero especialmente a las pautas y tendencias que los nacidos en el siglo 21 han transformado y traído consigo, cuyo impacto actual puede ser entendido en retrospectiva. En las siguientes páginas encontrarás un compendio de aquello que formó y que hoy resuena en la cultura centennial.

CINE

Las ocho películas de Harry Potter son imprescindibles en el catálogo de la cultura pop y suman ya más de 20 años con niños y jóvenes: un fenómeno cultural que no ha perdido la magia. Le siguieron otras de cine fantástico como la versión que Burton nos ofreció de Charlie y la fábrica de chocolate, que nos hizo soñar en grande con las posibilidades de aquel boleto dorado. La adaptación de Las crónicas de Narnia, que se ganó los aplausos del público joven. La saga Crepúsculo, que a pesar de haber concluido hace 10 años resurgió con fuerza en redes, donde abundan los memes, TikToks, tuits y posts que discuten acaloradamente todo tipo de cuestiones en torno a la familia Cullen. Avatar, de James Cameron, recordada especialmente por el espectáculo visual de sus deslumbrantes efectos 3D, y que, exhibición tras exhibición, terminaría por ganarse el título de la película más taquillera de todos los tiempos. También hacen eco entre nosotros los títulos de las sagas distópicas del 2010: Los Juegos del hambre, Divergente y Maze Runner, que en su momento nos propusieron historias de jóvenes inmersos en mundos impensables para nosotros, de sociedades totalmente fragmentadas donde confluyen la opresión, la devastación, la necesidad de supervivencia y también la rebelión.

Otro tipo de cine que hemos visto enriquecerse y tomar preeminencia en la cultura popular es el de superhéroes. Enmarcado entre la fantasía y la ciencia ficción, el universo cinematográfico de Marvel dio vida a los personajes simbólicos de los cómics que prometen afrontar cualquier adversidad o amenaza. Películas como Los vengadores: era de Ultrón, Infinity War y Endgame, Capitán América: Civil War, Pantera Negra, y las sagas de El hombre araña y Guardianes de la galaxia, nos regalaron íconos dorados del heroísmo que no pierden relevancia a pesar del paso de los años. Con tintes más oscuros, el universo DC destaca especialmente con la trilogía de El caballero de la noche, por la que Christopher Nolan fue muy aplaudido, y El escuadrón suicida, en la que vimos el otro lado de la moneda cuando

los villanos más letales se reunieron para derrotar a un enemigo común.

Finalmente, podemos referirnos a otra muestra representativa del cine de nuestra época con el polémico formato live action, que si bien ya existía, recientemente Disney se ha aferrado a él como su mina de oro para dar vida a los clásicos animados que nos remiten a la infancia, desde Alicia en el País de las Maravillas, Maléfica, El libro de la selva, La bella y la bestia y, hasta la última de ellas, El rey león; un formato odiado por muchos y amado por otros. Asimismo, la producción de biopics o películas biográficas que desafían el límite entre ficción y realidad también suponen una tendencia imperante, con películas como Frida, Bohemian Rhapsody, Rocketman y Spencer, que retoman personajes y hechos históricos desde una mirada más bien nostálgica.

MÚSICA

Tracemos un punto de partida con el ascenso a la fama de Justin Bieber, el joven canadiense que fue descubierto por los covers que solía publicar en YouTube. Lo conocimos cuando tenía tan solo 15 años y publicó su primer single titulado One Time. Un año después, cuando ya era todo un ídolo adolescente bien conocido en el mundo, cantamos junto a él la famosísima Baby. La devoción por el cantante alcanzó niveles exagerados con el fenómeno que conocemos como Bieber Fever, algo que se repetiría entre las boybands y girlbands más famosas de los últimos años: One Direction, 5 Seconds of Summer, Jonas Brothers, Big Time Rush, Fifth Harmony y Little Mix, cada uno con su propio fandom que aún reproduce sus éxitos con el mismo entusiasmo y euforia que cuando recién salieron. Todos estuvimos cuando ahí cuando Gasolina sonaba en todos los colegios, en todos los rincones, por todas partes, y lo mismo fue con Danza Kuduro, Limbo, Candy, Despacito, Mi gente, Bailando, El taxi, Otro trago, Tusa y Dákiti, algunos de los himnos que marcaron nuestra adolescencia. Hace años que el movimiento de música urbana ganó terreno hasta convertirse en una fuerza global consolidada, y así, lo que era un estilo clandestino ahora es un uno de los pilares en la industria musical gracias a figuras clave como Daddy Yankee, Wisin y Yandel, J Balvin, Bad Bunny, Maluma, Ozuna, Karol G, Manuel Turizo, Sebastián Yatra y Natti Natasha, representantes de la música en español. Otros, como Luis Fonsi, Reik y Shakira, son ejemplos de artistas que desde la balada romántica han sabido muy bien adaptarse a esta tendencia. También, aquellas canciones que ahora nos evocan recuerdos de esos viajes en auto con nuestros papás cuando sonaban una y otra vez los éxitos de La Quinta Estación, Timbiriche, Belanova, Paty Cantú, Julieta Venegas, Miranda!, Paulina Rubio, Chayanne, Gloria Trevi, las viejitas de Shakira, y títulos bien conocidos como Colgando en tus manos, La camisa negra, Rosas y Amante bandido. Otras voces que marcaron nuestra generación son las de Taylor Swift, Lady Gaga, Nicki Minaj, Katy Perry, Beyoncé, Ed Sheeran, Adele, Drake, Lana del Rey, Rihanna, Lorde, Miley Cyrus, Marina y más recientemente Ariana Grande, Kanye West, Shawn Mendes, Frank Ocean, Cardi B, Billie Eilish, Kali Uchis, The Weeknd, Doja Cat, Rosalía, Dua Lipa y Olivia Rodrigo. El atractivo popular de las canciones de estos artistas no tiene fecha de caducidad; en cualquier momento podemos acceder a los sentimientos universales de nuestra generación contenidos en sus canciones. Tan solo con escuchar las primeras notas de Love Story, Someone Like You, Royals, Primadonna, Uptown Funk, Blurred Lines, See You Again, Shape of You o Señorita, revivimos una y otra vez el mismo sentimiento de hace años.

LITERATURA

En la estantería de los centennials no faltan, en primer lugar, los siete libros de Harry Potter, el primer bestseller del siglo 21. A esta saga se suma Percy Jackson, la memorable historia del hijo de Poseidón; Bajo la misma estrella, Ciudades de papel y Buscando a Alaska, de John Green, uno de los escritores más reconocidos de los últimos años por haber popularizado la literatura juvenil y por haber sabido conectar con nuestra generación a través de sus historias caracterizadas por sus altas dosis de emoción. Sobre relatos de adolescentes, también destacan las ya mencionadas sagas de Crepúsculo, Los juegos del hambre, Cazadores de sombras y Divergente, las clásicas que todo centennial debe conocer. Las ventajas de ser invisible es otra gran historia que nos marcó significativamente con las íntimas cartas de Charlie, las cuales exploran temas delicados que normalmente no se suelen hablar en la adolescencia; la historia cuenta con una brillante adaptación cinematográfica que nos hizo sentir comprendidos. El impacto de estos libros no se desvanece con el paso de los años, al contrario, su redescubrimiento en tiempos de pandemia fue una experiencia compartida. Muchos de nosotros retomamos lecturas pendientes y olvidadas, aprovechando después para compartir reseñas y reflexiones en Goodreads como una manera de sobrellevar la situación. También es relevante mencionar los fenómenos BookTube y BookTok, comunidades de lectores en redes que dedican su contenido al mundo de la lectura. Son espacios de diálogo informal y desenfadado, casi como un club de lectura virtual que abarca todo tipo de dinámicas, desde recomendaciones y reseñas hasta críticas y opiniones en torno a los libros del momento. Con estas interacciones se plantean nuevas formas de aproximación al texto, se invita a compartir ideas propias en el contexto virtual y, en general, fomenta el hábito de la lectura.

TECNOLOGÍA

Nuestra generación está fundamentalmente definida por la era digital. Los mayores nos han llamado nativos digitales, hiperconectados o la generación de cristal, precisamente por la facilidad innata para la tecnología. Desde el uso de Google como nuestro gurú, los hilos interminables de Twitter que nos informan resumidamente sobre todo tipo de temas populares, los youtubers que nos encantaban de niños como HolaSoygerman, Elrubius y Yuya, el debate Apple vs Android, los videos de gatitos que aún abundan en YouTube, la expresión tanto individual como colectiva con el fenómeno selfie y hasta las aplicaciones para hacer match y salir con otras personas; en el ciberespacio ha habido prácticamente de todo. Presenciamos desde nuestra infancia la irrupción definitiva de las redes sociales: Facebook, WhatsApp, Instagram, Twitter, Snapchat y TikTok, los titanes que encabezan los medios de consumo de la cultura visual contemporánea. Sin embargo, el acceso sin restricciones a la tecnología desde una corta edad implica riesgos que no han tardado en manifestarse: hábitos compulsivos, deterioro de la salud mental por problemas de depresión, ansiedad por la necesidad de encajar y las preocupaciones por la reputación online.

Otro hito son los drones, un tipo de vehículo aéreo no tripulado (UAV) presentado por 3D Robotics en 2009. Estos sofisticados dispositivos pueden ser controlados remotamente por una persona o configurados a través de computadoras; además, son capaces de almacenar y procesar grandes cantidades de datos en cada uso para la toma de decisiones. Sus propósitos son militares, civiles, industriales y comerciales. Por otro lado, la conducción automatizada que en principio nos parecía una realidad lejana, ha llegado con Tesla Motors y sus vehículos robóticos que no requieren del control activo de un conductor para funcionar, pues cuentan con la tecnología necesaria para identificar y planear rutas, como lo haría cualquiera de nosotros. De los cinco niveles de conducción autónoma, ya se experimenta con el tercero y actualmente se discute la reglamentación propia de cada país para el funcionamiento de este tipo de vehículos, pero, frente a todos estos avances, ¿estaremos listos para soltar el volante?