Atrás quedó el ‘Wild Wild Web’

El internet en el que todo se vale pronto será parte del pasado. La cultura de las redes sociales en las que reina la libertad de expresión, sin límites ni consecuencias está cambiando.

En la última semana, Twitter, YouTube, Reddit, Twitch y hasta Facebook prohibieron o eliminaron canales y comunidades que se dedicaban a promover el odio, discriminación y racismo. Twitch tomó un paso adicional y en un acto inédito, suspendió la cuenta oficial del presidente Trump por “conducta de odio”.

¿Qué falló?

Qué todas estas plataformas hayan actuado en los mismos días, no es una coincidencia ni una práctica usual en redes sociales. Son una señal de que lo que se conocía como el Wild Wild Web –el crecimiento sin regulación y reglas laxas en el contenido del internet– ha terminado. Entre los valores fundamentales de este, estaba la idea de que las plataformas del internet ofrecieran un espacio para todas las ideas, sin importar lo tóxicas que estas pudieran llegar a ser. Reddit es un ejemplo perfecto de esto: una plataforma creada para comunidades que hasta ahora no tenía ningún tipo de reglas, pero también alojaba miles de foros con discursos de odio y el más grande a favor de Trump en el internet. Todos fueron prohibidos en esta semana contradiciendo la ideología del WWW. Steve Huffman, el director ejecutivo de Reddit, explicó a The New York Times que ahora entiende como el no tener límites usualmente le da más poder a discursos negativos de odio, bullying y acoso, de personas que no están dispuestas a tener una conversación civil mientras limita a otras voces y puntos de vista.

Esta postura admite uno de los problemas principales: la falta de acción (o regulaciones) le da la libertad a las comunidades en línea de ser utilizadas cómo un arma. Las plataformas ya no pueden mirar hacia otro lado, alegar que no son responsables, citar la “libertad de expresión” o solo ofrecer disculpas después de que sucedan escándalos de privacidad, legales y crímenes de odio. Ellos son los creadores de los algoritmos que nos hacen adictos y que permiten la viralidad, de las recomendaciones que vemos en nuestros feeds y por ende, el contenido potencialmente peligroso que aparece en estas.

La pandemia del coronavirus y el movimiento de Black Lives Matter fueron las últimas gotas de agua en la presión social por un cambio, demostrando, una vez más, que lo que sucede en línea no se queda ahí. La desinformación médica y sus efectos, los fake news y las amenazas ya no serán toleradas.

Twitter finalmente tuvo que ceder y etiquetó ciertos tweets del presidente Donald Trump como “contenido que no cumple las reglas de Twitter” limitando su vista inmediata. Si fueran de cualquier otra cuenta los hubiera retirado pero los mantuvo por ser de interés público y parte de la conversación.

Aunque todo parece indicar a que el WWW fue creado sin pensar en consecuencias, la realidad es que no todo fue terrible. El acceso a la información de manera conveniente y rápida; la organización de movimientos a favor de un mundo más justo; el derrame económico por una década que la tecnología así lo permite, fueron algunos de los beneficios de este modelo.

Estas herramientas esperaban tener más beneficios que daños y vivir en un reino digital con otro tipo de reglas sin los límites del mundo físico, sin embargo, los magnates del internet, no pudieron evadir la factura. Operar voluntariamente sin control ni consecuencias, negar su influencia y ser el espacio idóneo para los personajes que manipulan la información, transformó a nuestra sociedad.

Los pros

Como en la vida fuera de la pantalla, el internet ha empezado a tener consecuencias. Si en la calle no podías ir gritando insultos racistas o fomentar el bullying sin tener un castigo o llamada de atención, se está creando la misma respuesta en la tecnología. La cultura detrás de este tipo de compañías en la que antes se celebraba el ser rápidas, temerarias y romper los moldes, ha pasado a ser guiada por una nueva generación joven muy consciente políticamente que quiere reflejar sus mismos valores en los productos que crean. Las leyes y los activistas también han aparecido, y esperan reformas en el Wild Wild Web. Incluso los propios trabajadores de estas empresas lo exigen con apoyo de los usuarios quienes se han organizado para pedir nuevas reglas, denunciar a otros usuarios y esperar mediadores que limiten las conductas irresponsables. Las quejas finalmente están siendo escuchadas, con una comunidad consciente de los efectos secundarios que el internet puede tener en nuestras acciones físicas fuera de este.

Los cons

No todo es miel sobre hojuelas en este cambio de mentalidad. Esta nueva etapa puede volverse política, fragmentando el internet global en pequeños grupos administrado localmente, rigiendose por fronteras geopolíticas, como sucedió en China e India cuando apretaron sus barreras digitales. La segunda prohibió TikTok entre otras apps de origen chino alegando protección de su “integridad y soberanía”. Se teme que en Estados Unidos, donde habita Silicon Valley –y surgen la mayoría de las plataformas–, ocurra lo mismo con esta revisión de redes sociales y que además pueda dividirse hacía líneas ideológicas aumentando la polarización social. Otra preocupación es que no hay garantías de que las nuevas reglas se apliquen de manera justa para todos y que al ajustar los algoritmos, acaben apoyando conductas antisociales. También hay compañías que se niegan a cambiar por completo, como Facebook, que sigue insistiendo que las redes sociales solo reflejan a la sociedad pero que no influyen en esta. Su postura no ha sido por iniciativa propia, ya que no bloquearon un grupo violento contra el gobierno de EUA hasta que fueron presionados por sus anunciantes.

El futuro

Despedimos un internet que estaba despegado de un mundo físico. Hemos cobrado consciencia de que todo lo que sucede en línea afecta el plano físico y como en este, hay consecuencias por cada acto.