Aunque no lo creas: esto no es comida
Ves un aparador con una variedad de sopas, platillos, tallarines, sushi y postres. Todo se te antoja, pero siento decirte que es falso. Se trata del Sampuru, el arte japonés de réplicas de comida con el que la industria gastronómica del país afrontó la barrera cultural para dar a conocer los platos que eran desconocidos para los turistas.
La técnica de crear imitaciones de plástico y cera comenzó al inicio del siglo pasado, con la apertura comercial de Japón. Los extranjeros que turisteaban la ciudad tenían muchas dudas al momento de ordenar, desconocían los términos y platillos regionales. Para colmo, no sabían qué habían pedido hasta que llegaba a la mesa, una sorpresa que podía no ser siempre agradable. Este momento histórico también era el inicio de la globalización, esencial que atrajeran a los extranjeros. Primero, pensaron en utilizar dibujos para dejar en claro el contenido del platillo y su presentación, pero rápidamente fueron reemplazados por estas reproducciones tridimensionales, ya que eran más precisos. Esto evolucionó a incluir más platillos, ya que, a raíz de la globalización, también se empezaron a introducir nuevas recetas, productos e ingredientes occidentales que los locales nunca habían probado y que agregaron a sus restaurantes.
Hoy en día, compañías como Iwasaki Be-I se dedica a hacer replicas de todo tipo de comida y se ha mantenido como un proceso artesanal en el que todo se hace a mano. Incluso, se han llegado a considerar artistas a los responsables de crearlos.
Este nuevo acercamiento a la presentación visual de la comida también ha prevenido el desperdicio: en lugar de poner comida real que se terminaría tirando al poco tiempo, estas réplicas tienen una larga duración y requieren poco mantenimiento por ser de plástico y cera.