El café puede salvar tu vida
Hay cosas que (casi) no sabíamos sobre nuestro café mañanero. Además de que nos mantiene calientitos, activos, alertas y nos despierta (y sabe delicioso), sabemos que reduce el riesgo de tener Parkinson, ataques al corazón, depresión, cirrosis y varios tipos de cáncer, como de hígado y próstata, según varios estudios.
De hecho, en numerosos estudios realizados en todo el mundo se estipula que consumir de cuatro o cinco tazas de café (aproximadamente 400 miligramos de cafeína) al día se ha asociado con tasas de mortalidad reducidas. En un estudio que duró 30 años y que contó con más de 200.000 participantes, aquellos que bebían esta cantidad de café al día, con o sin cafeína, tenían un 15 por ciento menos de probabilidades de morir prematuramente por todas las causas que las personas que evitaban el café.
Lo más sorprendente fue la reducción del 50 por ciento en el riesgo de suicidio entre hombres y mujeres que eran bebedores moderados de café, quizás al aumentar la producción de sustancias químicas cerebrales que tienen efectos antidepresivos, como lo afirma un estudio reciente de Harvard.
Pero no siempre ha sido así: a lo largo de los años, el café se consideró una causa de afecciones como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes tipo 2, cáncer de páncreas, trastorno de ansiedad, deficiencias de nutrientes, enfermedad por reflujo gástrico, migraña, insomnio y muerte prematura. En 1991, la Organización Mundial de la Salud incluyó al café como un posible carcinógeno. Pero todo estuvo mal: en algunos de los estudios (ahora desacreditados) fue el fumar y el no beber café (los dos a menudo van de la mano) el responsable del supuesto peligro.
Lo que sí: estos beneficios son de café puro y no con los aditamentos que le ponemos a nuestro gusto. Los beneficios antes mencionados se contrarrestan si le echamos leche, crema, azúcar (o sustitutos) y jarabes dulces, que convierten esta bebida sin calorías en un postre rico en calorías.
“Todas las cosas que la gente pone en el café pueden resultar en comida chatarra con hasta 500 a 600 calorías”, mencionó en entrevista para el New York Times el Dr. Walter Willett, profesor de nutrición en Harvard. Un Mocha Frappuccino de casi medio litro, por ejemplo, tiene 51 gramos de azúcar, 15 gramos de grasa (10 de ellos saturados) y 370 calorías.
Así que ya sabes: consume tu delicioso cafecito mañanero (o después de la comida) con moderación y sin exceso… y de preferencia negro.