El cine ha muerto, ¡viva el (nuevo) cine!
Por: Juan Manuel González Fernández, Director del Departamento de Cine y Comunicación. UDEM.
Tras el desconcierto que ocasionó este año la ceremonia de los premios Óscar, The New York Times publicó una editorial sobre la muerte de la premiación… y del cine. Más específicamente se refería a The Movies, el sistema cultural en el que el cine se había instaurado como la forma de arte popular más importante y prestigiosa. El artículo, sin embargo, a pesar de su escandaloso título, habla sobre la transformación que está viviendo “el cine” al ser desplomado de su pedestal por la avalancha de contenido que ofrecen las plataformas digitales. Sin embargo, esto no es algo nuevo…
Compartir nuestras narrativas ha sido una parte fundamental de la sociedad humana desde los primeros tiempos de la historia. Tan importante ha sido que desde el inicio buscamos formas de preservarlas. Desde las imágenes de las cavernas de Lascaux, las artes se convirtieron en el principal vehículo de nuestras historias. Por siglos, la escultura, pintura, música, literatura, arquitectura y artes escénicas fueron los medios esenciales para comunicar y preservar nuestras formas de vivir e interpretar el mundo.
Un poco de historia
A lo largo del tiempo, cada una de las artes ha evolucionado en dos vertientes, la conceptual y la técnica, muchas veces una influenciada por la otra. La invención de la pintura al óleo permitió no solo crear obras de color y realismo sin precedentes, sino también producir obras que rivalizaban a los frescos en tamaño, con la portabilidad de las realizadas en tempera. La adopción de la imprenta de tipos móviles permitió la difusión masiva de los libros y amplió muchísimo la variedad de obras que estaban disponibles, ciertamente impulsando la producción literaria.
Pero el salto técnico más grande en la historia del arte comenzó con la llegada de la revolución industrial y el surgimiento de los medios masivos de comunicación en los siglos 19 y 20. La prensa, la fotografía, la radio, el cine, el fonógrafo, y la televisión tomaron el papel que habían tenido las artes hasta entonces y cambiaron para siempre la creación artística, liberándola de la urgencia de contar los sucesos cotidianos.
Así, durante poco más de un siglo, las artes fueron encontrando nuevos rumbos, incorporando formas y tecnologías innovadoras y el cine y la fotografía surgieron como dos nuevas artes que se sumaron a las clásicas.
El cine en todas partes
La consolidación de la transformación iniciada con el surgimiento de los medios se dio con la invención y adopción de internet. La convergencia digital permitió que todos los medios se centralizaran en un mismo dispositivo, “la pantalla”. Esta consolidación se cimentó en 2020 con el inicio de la pandemia, que por dos años mantuvo a la humanidad lejos de las formas presenciales de arte, en especial, la sala de cine. Y así nos hicimos al hábito de obtener nuestra dosis de narrativas en la sala de la casa, llevando a la industria del audiovisual a cuestionarse con mucha seriedad su futuro y si acaso está en la serie y no en la película.
Podríamos hablar del desbancamiento de la película por la serie, aunque tal vez sea mejor discutir que estamos viendo la popularización de una forma particular de cine por encima de otra. Las series son cine, en estricto sentido técnico y dramático, como también lo son los cortometrajes y los videos en TikTok. La producción cinematográfica se ha democratizado como nunca antes. El largometraje, rey del audiovisual, se mantiene a su lado en todas las plataformas y sigue luchando por el tiempo de los espectadores en las miles de salas cinematográficas del mundo, espectadores pegados a sus celulares consumiendo todo tipo de imágenes en movimiento, la mayoría creadas por otros espectadores.
El sentimiento generalizado al que apela el artículo de The New York Times es que “ir al cine” ya pasó. Pasó porque pareciera que ya no cuenta las mejores historias, pasó porque las celebridades más populares ya no provienen del cine, pasó porque dedicarle dos horas a un solo contenido y a una sola pantalla es cada vez más difícil. Pasó porque las plataformas digitales han capturado al mejor talento y lo han enfocado en la producción de series que nos mantienen más horas frente a la pantalla.
Híbridos y multiplataforma
Estamos frente a un cambio radical en la industria. No dejaremos de consumir contenidos audiovisuales ni tampoco de ir al cine (quizá cambiará el formato de muchas salas cinematográficas, con servicios adicionales para complementar la salida de casa). El camino será, entonces, el de la recuperación de los espacios cinematográficos. A pesar de que hemos aprendido a vivir con el coronavirus, la pandemia no ha terminado, como lo demuestran los recientes brotes en distintas partes del mundo. Y pudiera ser, si la industria audiovisual se enfoca en proveer contenido de alta calidad, arriesgado, atractivo y exclusivo, que las salas de exhibición se mantengan como parte de la experiencia social que hemos aprendido a disfrutar por más de un siglo.
El futuro es híbrido y multiplataforma. Está en nosotros aprender a darle el tiempo justo a cada formato.