El impresionante mundo de los videojuegos

Los videojuegos te van a secar el cerebro”. “Los videojuegos te van a dejar tonto”. “Nomás te están quitando el tiempo, no te dejan nada nuevo, no te enseñan nada”. Eso decían (o dicen) nuestros papás. Y qué equivocados estaban (o todavía lo están, cada quien sus padres).

Los videojuegos hoy en día son parte de nuestra vida diaria: en 2020, en el mercado predominan las consolas de tres grandes compañías: Nintendo (con el Nintendo Switch), Sony (con el Playstation 5) y Microsoft (con el Xbox Series X). También pululan juegos para la PC y para celulares de todos los sistemas operativos.

En 2020, los ingresos mundiales de los juegos de computadora fueron de 37 mil millones de dólares; los de las consolas, 45 mil millones de dólares; los de los juegos “móviles”, agárrate: 77 mil millones de dólares. Sí, los juegos que te aparecen en Facebook, en App o Google Store, los que tienen a la gente clavada en su celular en el transporte público, generan casi el doble de las consolas y un poco más del doble de los de PC. Teniendo todo esto en cuenta, es fácil entender por qué la de los videojuegos es una de las industrias con mayor crecimiento en los últimos años.

¡Virtual México, raza!

México es un excelente mercado para los videojuegos. Se estima que, actualmente, seis de cada 10 mexicanos son gamers y los últimos datos (2019) arrojan que el valor del mercado de la industria de videojuegos fue de cerca de 32 millones de pesos en 2019, con un crecimiento anual de casi 20% y el triple de su valor en comparación con la década pasada, según el reporte de la consultora The Competitive Intelligence Unit.

Son números impresionantes de una industria mexicana pujante, con incrementos notables tanto en ganancias como en consumidores. ¿Lo más llamativo? Va para arriba, como lo muestra la gráfica:

Fuente:The Competitive Intelligence Unit

Ante el éxito, las carreras del mañana (¡y de hoy!)

Una idea común alrededor de los videojuegos es que son algo solo para niños y jóvenes. No es algo equivocado, pero no habla todas las verdades: al menos el 90% de la gente con menos de 20 años es, de alguna manera u otra, un gamer. Aun así, resulta sorprendente que dos terceras partes de la población de entre 21 y 40 años son gamers y entre la gente de más de 50 años se considera que al menos un tercio de ellos juega videojuegos —principalmente en sus smartphones, de ahí la adicción de tus tías al Candy Crush.

La creciente industria de los videojuegos ha generado nuevas oportunidades y trabajos, y el interés por vivir de la creación de los videojuegos se ha vuelto más común (es normal querer participar en algo que no solo le genera tanta alegría a uno mismo, sino a millones de personas).

En México, actualmente, estudiar programación para videojuegos es una posibilidad real gracias al nacimiento de licenciaturas y maestrías que han surgido en varias universidades de nuestro país, como en la UDEM, que ofrece en su portafolio educativo carreras como Licenciado en Animación y Efectos Digitales y la maestría en Arte y Diseño de Videojuegos, las cuales le permiten a jóvenes promesas la oportunidad de aprender cómo crear y desarrollar videojuegos de principio a fin.

En estas carreras se logra aprender la parte del arte, la creación de personajes, edificios y diferentes objetos que podemos ver en un videojuego. Se aprende también a diseñarlos, desde la creación de una idea hasta las diferentes fases por las que la producción de un juego electrónico suele atravesar. Si eres un apasionado de los videojuegos, estas carreras son una gran opción para volver realidad tu sueño de crear y vivir de ellos.

Deportistas de alto rendimiento (desde una cómoda silla y sin perder el aliento)

Otro tema interesante en el mundo de los videojuegos es que han surgido maneras para vivir de ellos, no solo como creadores, sino como participantes (pro gamer) en los llamados eSports. La adopción acelerada de internet propició que los torneos de videojuegos profesionales se volvieran una realidad aquí, en Japón, en Estados Unidos, en Burkina Faso (aquí es cuando piensas: ¿ahí también?). Estos jugadores profesionales (de todos los géneros, nacionalidades, edades, colores y sabores) ganan muchísimo dinero por participar en torneos virtuales y viven únicamente de jugar —como Messi, tal cual— y sus ingresos se basan en patrocinios o premios en metálico.

Aunque podría parecer que esto es algo que solo ocurre en otros países (Japón, Corea del Sur, EUA, Alemania), la realidad es que México tiene una gran cultura de pro gaming. La Federación Mexicana de eSports (FEMES) fue la primera organización en México en emprender el viaje de formalizar los videojuegos como deportes electrónicos para crear una futura carrera profesional para todos los gamers que se destacan en las diferentes modalidades de juego (como los shooter, fighting games o de estrategia, entre otros).

Sin embargo, es difícil saber exactamente cuánto gana un pro gamer. La realidad del asunto es que, de la misma manera en que ocurre en deportes tradicionales, depende de muchos factores, como las ligas en las que se participa, si se cuenta con patrocinadores y la cantidad de torneos que ganan. De acuerdo con información del sitio web especializado eSports Earnings, un ganador de la FIFA eWorld Cup se embolsa hasta 250 mil dólares por torneo (sudando muy poco), aunque estas cifras podrían incrementar en caso de jugar en otras justas como la eChampions League Finals, la FIFA Global Series y la FUT Champions. Estos reparten cantidades desde los 100 mil hasta los 280 mil dólares, por lo que un jugador puede ver considerables incrementos en sus ganancias anuales.

Estos números están lejos de lo que se embolsa un jugador de futbol —el futbolista mejor pagado de la Liga MX es André Pierre Gignac, quien gana 4.6 millones de dólares al año, según Transfermarkt—, pero da (por lo menos) para vivir (cómodamente), por decir lo menos.

Con esta idea de ganancias de un pro gamer, es fácil entender por qué muchos medios ya los consideran deportistas reales y serios. Así como cualquier atleta que entrena de manera diaria y durante muchas horas, el pro gamer suele tener que entrenar ocho horas diarias en el videojuego al que se dedica. Los especialistas y entrenadores que guían a estos jóvenes mezclan este entrenamiento con una buena alimentación y ejercicio, ya que, sin su salud, toda la preparación frente a la pantalla no les sirve para nada.

Come frutas y verduras y échate una ronda de FIFA con tu BFF

Una preocupación de los padres de jóvenes que suspiran por ser pro gamers es el impacto que puede tener en la salud tanto tiempo sentado frente a una consola y una pantalla. Se preguntan si la gran cantidad de horas diarias de práctica podría generar un daño severo en lo físico, mental y hasta en lo social. Ninguna práctica debe obstaculizar el cuidado de nuestros cuerpos y mentes, por lo que encontrar un equilibrio resulta indispensable.

No todo son malas noticias: un estudio de la Universidad de Iowa, EUA, menciona que jugar videojuegos por lo menos dos horas a la semana puede desacelerar el envejecimiento del cerebro, pues este se ejercita como los músculos del cuerpo y, al desafiarlo a hacer diversas tareas virtuales, lo estás ayudando a reducir su desgaste y reforzándolo contra enfermedades mentales asociadas al envejecimiento.

Otro punto positivo de los videojuegos es que representan un excelente medio para socializar, ya que el internet los convierte en plataformas de interacción para conectar con todas las partes del mundo (desde Seattle hasta Sídney). En nuestra actual época de confinamiento, los videojuegos se convirtieron en una alternativa entretenida y accesible para obtener ese acercamiento con otros, algo que tanta falta nos hizo en 2020 (para saber más de esto, lee el artículo Ver a tus amigas y amigos es importantísimo, en la 360º UDEM No. 04. No tiene pierde). Además, muchos videojuegos motivan la creatividad, al estar basados en la solución de acertijos y rompecabezas que nos obligan a encontrar soluciones para progresar en ellos. También favorecen el desarrollo de la coordinación visual y manual, fomentan la adquisición de habilidades manuales, estimulan la memoria y la capacidad para retener conceptos numéricos.

Los juegos no solo requieren precisión, también exigen rapidez de pensamiento y soluciones ante situaciones imprevistas, lo que hace que la velocidad de reacción se trabaje en el cerebro constantemente al jugar. Algunos videojuegos son especialmente exigentes en esto, sobre todo aquellos que implican sensación de velocidad y numerosos cambios de ritmo en su gameplay.

Antes de usar el producto, lea las instrucciones

Los videojuegos tienen mucha información en la pantalla, y esta es percibida principalmente por el sentido de la vista, sin embargo, las reacciones de los jugadores se manifiestan con los movimientos de las manos y dedos sobre los controles, la pantalla o el teclado. A medida que el juego avanza, el participante necesitará ser más preciso para conseguir pasar de nivel o lograr los objetivos y recompensas que se buscan, retando de manera progresiva al jugador.

Al final resulta importante mencionar que, como cualquier cosa en la vida, todo en exceso es malo. Es necesario controlar el tiempo dedicado a su uso y hay quienes sugieren no pasar de cuatro horas a la semana. También es de suma importancia que se considere el tipo de contenido al se exponen los más pequeños. No todos los videojuegos son aptos para todas las edades. Cada juego viene acompañado por la indicación de edad recomendada para su uso. Es esencial que los padres de familia estén atentos a las categorías y clasificaciones de estos para poder asegurarse de no exponer a su familia a contenidos no aptos para ellos.

Los videojuegos son una parte de nuestro día a día, y llegaron para quedarse. Sean de nuestro agrado o no, debemos entender que forman parte de nuestra realidad y resulta necesario aprender cómo disfrutarlos de manera saludable para poder convivir con ellos… y ya dejar atrás las frases “los videojuegos te van a secar el cerebro”, “te van a dejar tonto” y “nomás te están quitando el tiempo, no te dejan nada nuevo, no te enseñan nada”.