Mariana, la primera en la cancha

De niña era la única en el equipo de fútbol. Rodeada de niños y tras conseguir el permiso de la escuela y sus padres, Mariana Elizondo empezó a abrirse paso en el deporte que la enamoró. Su historia comenzó cuando tenía cinco años y asistió a su primer partido. Su hermano jugaba en el equipo escolar y, al verlo, supo que quería ser parte de ese mundo. Ahora, es jugadora de Tigres Femenil y ha representado dos veces a la Selección Nacional.

“Desde mis comienzos, tuve que jugar en equipos varoniles porque no había muchos equipos femeniles, pero creo que esto me formó y me ayudó a crecer y a darme cuenta de que nada es imposible y que las mujeres también podemos jugar fútbol”, contó en una entrevista con la UDEM. Su primer equipo en el Colegio Euroamericano de Monterrey era de puros niños, ya que no había otro. Mariana no dejó que esto la limitara y se ha convertido en un ejemplo desde pequeña por luchar constante por su sueño.

En este camino también ha tenido que aprender a balancear los estudios y el deporte a la par, ya que considera que es muy importante tener ambos. Para poder lidiar con la carga, trata de ser responsable, eficiente y siempre dar el máximo en lo que hace, alcanzando muchas veces a terminar hasta la tarea en clase y así evitar desvelarse después del entrenamiento.

Hoy, es una estudiante de segundo año de la Prepa UDEM Unidad San Pedro, en el Bachillerato Multicultural, que divide su tiempo entre la cancha y el salón de clases. Tiene dos títulos con Tigres Femenil (en la Clausura 2018 y 2019) y otros dos con la Selección Nacional: tercer lugar en el Torneo Di La Nazzioni en Italia 2017 y segundo lugar en el Premundial Femenil Sub17. La experiencia como parte de la Selección Nacional es un sueño cumplido para Mariana. Y espera que se repita este interés en ella para poder jugar un Mundial en un futuro cercano.

Su otro sueño es poder construir, literalmente, como graduada de Arquitectura o Ingeniería Civil. “Yo creo que me interesan mucho estas carreras porque ambas tienen que ver mucho con números, me gustan y soy muy buena con los números, además siempre he tenido mucho interés en la planeación y construcción de casas”.

Finalmente, Mariana expresó que atesora mucho lo que le ha dado ser parte de la comunidad UDEM. Gracias a ella, se ha convertido en una persona más humana y servicial que se valora más y a los demás. Enseñanzas como el ser una persona más abierta, la ha llevado a tener amistades que serán para toda la vida; y el fomentar el trabajo en equipo, ha mejorado su rendimiento en general, ya que lo aplica tanto con su familia como en la cancha con sus compañeras de equipo.