Instagram tiene un intenso vigilante que cuida el medioambiente

Instagram es por excelencia el lugar de los paisajes. Influencers y marcas utilizan cada vez más los exteriores naturales para promocionar productos o sus propias cuentas. Todo lógico, todo precioso. El problema, como siempre, reside en el abuso y el descaro de esta práctica.

Public Lands Hate You es una cuenta en esta plataforma que, desde hace algunos años, reporta la destrucción de paisajes (muchos de ellos son zonas protegidas) por estas prácticas de influencers, que no respetan los señalamientos de “no pasar” y “no fotos” en parques nacionales o en áreas verdes protegidas. Y, como todo lo que pasa en internet, si un usuario con más de 10 mil seguidores rompe las reglas para obtener esa foto, se va a replicar 20 veces.

Esta cuenta tiene especial atención en la reserva “Antelope Valley California Poppy”, en Estados Unidos, que alberga millones de flores de amapola en sus 721 hectáreas. Esta reserva es un paraíso en primavera para los instagramers: kilómetros y kilómetros de campos hermosos de intensas tonalidades naranjas. Es común que los influencers se acuesten en medio de las plantaciones para tomarse fotografías anunciando alguna blusa, fundas para teléfonos celulares, lentes de sol, o ellos mismos. Una vez terminada la mega producción, dejan graves daños en las zonas (pero se llevan su momento más insta) y los guardabosques son incapaces de detener esta locura por el gran número de personas que acuden (efecto dominó).

La principal arma de PLHY para poder contrarrestar este fenómeno de ilegalidad es una que se basa en la fuerza emocional y psicológica que se amplifica en las redes sociales: el public shaming.

Lo que hace es una intensa campaña de sabotaje a estas cuentas de Instagram: primero, expone las acciones de usuarios que violaron las reglas del parque, como salir del camino o recoger las flores; segundo, se comunica con las compañías cuyos productos están promoviendo, para sugerir que no es bueno que la imagen corporativa se asocie con actividades ilegales que destruyen bienes comunes compartidos.

En algunos casos, los influencers han perdido contratos de patrocinio como resultado de lo que expone PLHY. Muchos deciden eliminar sus publicaciones. Muchos otros no lo hacen, y en cambio reaccionan con furiosa indignación y le escriben mensajes directos a esta cuenta reclamándoles agresivamente que los hayan acusado. Otros, han intentado demandarlo por acoso en redes sociales, sin mucho éxito (pero las intenciones están a la orden del día).

En entrevista para la revista The New Republic, el administrador de PLHY dijo: “Comencé [esta cuenta] como una forma de desahogar mi frustración por el abuso que estaba viendo […] Todo esto realmente ha estado yendo en la dirección equivocada durante los últimos cinco años más o menos, lo que curiosamente coincide con el auge de Instagram”. Claro, se refiere a los senderos ilegales, los campamentos y las fogatas; la creciente basura en espacios públicos; sitios arqueológicos vandalizados; árboles marcados con letreros de amor o de “Juan estuvo aquí”; las rocas pintadas; la vegetación afectada.

El lado inspirador de esta historia es que sus denuncias han generado conciencia, como es el caso de @blondeintransit (con 6 mil seguidores). En un post, promocionaba un shampoo a un lado de una cascada, con el mensaje “¿Quién dijo que no nos podíamos bañar en la naturaleza con una hermosa vista?”. PLHY le escribió y dijo que no era bueno utilizar jabones o detergentes cerca de fuentes de agua, lo que la hizo rectificar y eliminar el post.

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