La historia de PEZ, el dulce (y el dispensador) que nos encantaba de niños
Todo empezó con un entusiasta austriaco que quería que la gente dejara de fumar. Eduard Haas, que ya era un prominente empresario panadero, tenía interés en la industria de la confitería y, principalmente, en lanzar una pastilla que ayudara a tener buen aliento pero, sobre todo, a calmar la ansiedad y reducir los consumos de tabaco en las personas.
La menta era la clave, pero el aceite de menta era caro y se usaba en productos farmacéuticos. Además, para utilizarla era necesario hervir los ingredientes y mucho del sabor se perdía con el vapor. Los químicos de Haas Company desarrollaron un proceso frío en la elaboración de pastillas.
Las pastillas de PEZ se fabrican hoy en día comprimiendo azúcar granulada y aromatizándolas con miles de libras de fuerza. Al principio, los dulces no venían en dispensadores como los conocemos hoy, sino que estaban empaquetados en latas de metal o envueltos en papel aluminio.
Las primeras pastillas PEZ, llamadas PEZ Drops, se comercializaron en un principio para adultos. La publicidad presumía beneficios para la salud y aliento fresco, además de tener anuncios con leyendas como “No se permite fumar, pero sí se permite PEZing!”. También utilizaron edecanes: mujeres jóvenes con uniformes que se hacían llamar PEZ Girls y que se paraban en plazas y eventos e invitaban a los adultos a una nueva forma de refrescar el aliento y abstenerse de fumar.
La mina de oro: el dispensador
Las pastillas PEZ pasaron más de 20 años sin dispensador. A finales de los 40, Eduard Haas se percató que los clientes querían una forma rápida de tomar una pastilla con una mano o de compartirla con un amigo sin que éste metiera sus dedos en la lata, donde había más de las pequeñas pastillas. En 1949, el ingeniero Oscar Uxa llegó con una solución: el dispensador PEZ.
Los dispensadores de entonces se parecían más a encendedores que a los que conocemos hoy (con nuestros personajes favoritos). Para Eduard Haas, era el momento indicado de migrar de Europa a The Land of The Free: Estados Unidos.
Nuevo mercado, nuevas estrategias
El principal obstáculo llegó pronto: los estadounidenses no querían dejar de fumar y las campañas publicitarias no funcionaban tan bien como en Europa. Es ahí cuando tuvieron que adaptarse y vieron un mercado que les daría millones de dólares: los niños. Cambiaron los sabores –de menta a frutas– y diseñaron los primeros dispensadores PEZ con personajes: Santa Claus y un robot. Sin embargo, sus costes de producción eran muy altos… y no se vendieron bien.
PEZ se ajustó de nuevo y creó un dispensador híbrido: el “cuerpo” como el original y con una cabeza de algún personaje. El primer personaje era una bruja (lanzamiento en Halloween) en 1957, y al año siguiente lograron colocar en el mercado su mina de oro: un dispensador con la cabeza de Popeye.
Con licencias de personajes y diseños originales, PEZ llegó rápidamente a colocarse como un ícono de cultura pop. En 1973, PEZ construyó una fábrica de dulces y un almacén en Connecticut. La fábrica fabrica hoy en día todos los caramelos PEZ para EEUU y Canadá: alrededor de 12 millones de tabletas por día, cinco días a la semana. También tienen un centro de visitantes.
Objetos del deseo
Los dispensadores cuestan unos pocos dólares… o miles. Uno de los diseños más raros, un burrito de 1961, se vendió por 12,500 dólares en 2013. Los dispensadores de cabezas en forma de frutas (modelos de la década de los setenta) se han vendido en 500 y mil dólares –la piña llegó a costarle a un coleccionista tres mil dólares.
PEZ ha diseñado alrededor de 1,400 cabezas de personajes diferentes e innumerables variaciones. Algunos se encuentran en el Museo Nacional de Historia Estadounidense, como los dispensadores de los Muppets: la Rana René, Gonzo, el oso Fozzie y la Señorita Piggy. Un coleccionista podría decirte que los primeros dispensadores de Piggy tenían una pestañas fabulosas y onduladas, pero el museo tiene uno con delineador de ojos recto, un diseño simplificado de una fabricación posterior.
En 2020, PEZ lanzó un nuevo diseño de Marilyn Monroe y dispensadores de la exitosa serie The Mandalorian (claro, hay uno de Baby Yoda).
Los coleccionistas quieren tenerlos todos; los museos buscan resguardar los icónicos… todo esto nos dice una cosa importantísima de una empresa de casi 100 años: marketing exitoso.
Con información de la Smithsonian Magazine.