La psicología de la música

Desde que tenemos registro de grabaciones musicales, siempre hemos tenido la tendencia de adquirir las canciones o piezas musicales que más nos agradan. Hoy en día la tecnología ha avanzado vertiginosamente y en tan solo unos cuantos deslices de nuestro dedo tenemos acceso a toda la música comercial. Me atrevería a decir que muchos tenemos alguna playlist en Spotify, Apple Music o en cualquier otra plataforma de reproducción de música, donde contenemos las canciones que más nos gustan. 

¿Alguna vez te has preguntado por qué tienes las canciones que tienes? O en otras palabras, ¿por qué te gustan las canciones o géneros que guardas para escuchar con frecuencia? Para responder esto, es importante destacar cómo opera la música y cómo esta afecta la actividad cerebral.

Crédito: Foto por Jefferson Santos en Unsplash.

La música se trabaja principalmente con tonos, notas, melodías, armonías y ritmos que en su conjunto pueden crear consonancia o disonancia; y a su vez, este conjunto o composición puede tener una tonalidad mayor o una tonalidad menor. Las tonalidades mayores las tendemos a percibir como música alegre y agradable al oído, mientras que las tonalidades menores suenan para nosotros como música triste; en esta última también podemos percibir algo agradable, pero desde un sentimiento más melancólico. 

Esto no solo provoca alegría o tristeza, sino que también existen otras sensaciones que los géneros musicales suscitan. En el rock, por ejemplo, generalmente produce un aumento del estado de ánimo, vigorosidad y adrenalina; por eso, cuando un equipo de fútbol americano sale al campo listo para comenzar el partido, casi siempre ponen Thunderstruck o Shoot To Thrill de AC/DC; porque anima y vigoriza a los jugadores. 

O por ejemplo, en el cine, hay escenas que en definitiva no provocarían en el espectador la misma experiencia sin la música de fondo como cuando vemos que alguien fallece o hay una despedida, la música suele ser muy sutil y con melodías menores e instrumentos de sonido suave que permiten esta suscitación de tristeza o melancolía (inserte aquí música del violín más pequeño del mundo por Don Cangrejo).

Crédito: Foto por Jake Hills en Unsplash.

Definitivamente, no soy experto en psicología, pero me parece que hay algunas observaciones científicas de que pueden dar razón de nuestros gustos y de por qué elegimos ciertas canciones y cómo estas nos suscitan emociones. 

Podría comenzar diciendo que en el cerebro hay una parte que se llama hipocampo, la cual desempeña un papel crucial en la formación y almacenamiento de la memoria, incluyendo cierta interacción con las emociones por residir cerca del sistema límbico. En esta región, la música que escuchamos es trasmitida y convertida en señales eléctricas. Se ha estudiado que al escuchar una pieza musical disonante e inquietante disminuye la actividad de un patrón específico cerebral llamado “theta”; mientras que, al escuchar una pieza musical agradable, disminuye la actividad de otro patrón específico cerebral denominado “alfa” (Díaz, 2010).

No solo están involucradas las matemáticas y la psicología, sino que también la física juega un papel fundamental en la experiencia musical; dado que los sonidos son transmitidos por un emisor, estos viajan por el aire como medio, luego estos sonidos son traducidos por el oído en una señal entendible para el cerebro, que es una señal eléctrica y finalmente las neuronas reciben este estímulo para provocar una respuesta por parte del receptor, o sea, nosotros. 

Crédito: Foto por Marius Masalar en Unsplash.

Hay estudios psicológicos que se centran más en afirmar que la música trata sobre las emociones; en 1942, la filósofa simbolista Susanne Langer afirmó que “la música es una formulación y representación de emociones, estados de ánimo, tensiones y resoluciones mentales” (Díaz, 2010). Luego, existen otros estudios que no solamente afirman la evocación de emociones, sino que la música juega un papel importantísimo en la conducta y en la formación de la personalidad (Lacárcel, 2003). De ahí que la musicoterapia, por ejemplo, cobra todo el sentido si se sustenta en estas investigaciones científicas.

No obstante, me parece que la experiencia musical, al menos desde el lado del receptor, no termina ni se agota solo en sentir una emoción o un estado de ánimo, ni siquiera solamente de tratar de empatizar con quien crea tal música y lograr dar con la emoción transmitida; sino que, al ser procesada en una parte muy puntual del cerebro que gira en torno a la memoria, la música puede suscitar los recuerdos más profundos de nuestro ser. 

Crédito: Foto por Adrian Korte en Unsplash.

Así, vamos desde experiencias, anécdotas, locaciones específicas, objetos, animales y personas que pueden venir a nuestra mente al recibir el contenido musical de una pieza o canción. Estos recuerdos pueden ser tanto agradables como desagradables, y dependiendo de una u otra, será la medida que determine qué género, artista o canción agregar o no a nuestro repertorio.

Si por ejemplo tenemos el recuerdo de nuestro papá reproduciendo a Los Beatles mientras tratábamos de dar nuestros primeros pasos en la sala, seguramente al escuchar en nuestra adolescencia esa canción en particular de esa banda llegará el recuerdo nostálgico de aquel momento, y esa experiencia musical influirá en gran medida para agregarla a nuestra playlist y tendrá un lugar muy especial en nuestra vida.

Y para ti, ¿cuáles son esas canciones y esos artistas que te hacen recordar los momentos más íntimos y alegres de tu vida? ¿Cuál es ese género musical o grupo que perfila en gran medida tu personalidad? No hay que dejar de lado esas canciones que nos evocan recuerdos tristes o simplemente melancolía, pues esa otra cara de la moneda es parte de vivir y de interpretar el mundo que nos rodea. 

Crédito: Foto por Mohammad Metri en Unsplash.

Friedrich Nietzsche dijo alguna vez que la vida sin música sería un error. Es algo que en definitiva comparto, pues a fin de cuentas, la música es un arte que expresa la condición más existencial de nuestra presencia en este mundo, comunica simbólicamente nuestra esencia y puede ser la herramienta más terapéutica y eficaz para mantener vivo el sentido de la vida. 

Referencias:

Huerta, E. (2023). ¿Por qué la música puede evocar tantos recuerdos? ¿En qué parte del cerebro se almacena la música?. CNN Español. URL: https://cnnespanol.cnn.com/2023/03/13/musica-memoria-cerebro-recuerdos-doctor-huerta-podcast-orix/

Díaz, J. (2010). Música, lenguaje y emoción: una aproximación cerebral. Salud Mental, 2010; 33: 543-551. URL: https://www.medigraphic.com/pdfs/salmen/sam-2010/sam106i.pdf

Lacárcel Moreno, J. (2003). Psicología de la música y emoción musical. Educatio Siglo XXI, 20, 213–226. URL: https://revistas.um.es/educatio/article/view/138