El súper empleado: los trabajos del mañana y los de ayer

Es posible que tu trabajo no desaparezca dentro de cinco años, pero ¿qué tan lejos te llevarán los conocimientos que hoy tienes? ¿Acaso existe una carrera a prueba del futuro?

 

“Una máquina puede hacer el trabajo de cincuenta hombres ordinarios. Ninguna máquina puede hacer el trabajo de un hombre extraordinario”, dijo Elbert Green Hubbard, uno de los exponentes más célebres del movimiento Arts and Crafts de fines del siglo XIX. Nadie puede negar que hoy, también las personas extraordinarias pueden quedarse sin empleo. En nuestra carrera por alcanzar más velocidad, más eficiencia, más influencia y más de todo, grupos enteros de profesiones se extinguen. En 10 años puede que ya no haya cajeros en los bancos. Ni vendedores de puerta en puerta (por favor).

La industria 4.0 –en la que convergen las tecnologías biológicas, digitales y físicas que están cambiando el modo en que vivimos, nos relacionamos y, desde luego, la manera en cómo trabajamos– ha provocado efectos irrevocables. Según el informe “El futuro de los empleos 2018” (https://bit.ly/2xi2OQB) del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), para 2022 las máquinas y los algoritmos desplazarán a 75 millones de empleados. 

Hay quienes aseguran que no hay nada que temer, que se crearán más empleos de los que se perderán, al nacer 133 millones de nuevos roles. Esto supone que el crecimiento de las nuevas tecnologías y de la inteligencia artificial podría generar 58 millones de empleos. Los llamados nativos digitales (quienes cuentan con lo que suponemos es la preparación requerida, tal vez con un título o dos), no se sienten amenazados por estos posibles efectos de la Cuarta Revolución Industrial. 

Puede resultarles difícil imaginar que en un espacio de tiempo menor a cinco años, sus capacidades, su conocimiento, pueden no ser suficientes para mantener la vigencia laboral. Resulta importante subrayar que algunas de las tareas que entendemos como esencialmente “humanas” se están viendo cada vez más automatizadas. Según el WEF, para 2022 el 77% de las tareas de comunicación e interacción que son hoy realizadas por seres humanos, se verán reducidas al 70% en los próximos tres años. Para 2022, sólo el 73% de las funciones relacionadas con el razonamiento y la toma de decisiones, estarán en manos de seres humanos.

¿Qué significa a nivel calle –o bien, a nivel escritorio– este nuevo escenario? Abajo, hemos dividido los empleos en tres categorías: los novísimos, los del boom, los safe y los menguantes.

LOS EMPLEOS

Los nuevos trabajos relacionados con la comprensión y el aprovechamiento de las tecnologías emergentes, disfrutarán una demanda acelerada. Algunos, pese a su novedad, ya nos son familiares, mientras que otros, aún hace diez años sólo aparecían en el imaginario de la ciencia ficción.

Entre los campos de conocimiento que se verán en descenso o, para usar la terminología del WEF, que pronto serán “redundantes”, y que mayormente se relacionan con actividades rutinarias que no requieren de un alto nivel de especialización.

Empleos a prueba del futuro

Si bien, la desaparición de muchos tipos de trabajo y la aparición de nuevos perfiles laborales, son fenómenos que resultan casi una obviedad, la Cuarta Revolución Industrial implica también, lo que podría entenderse como una exigencia de profesionalización sin fin. Para quienes ya forman parte de la fuerza laboral, el mismo trabajo que hace dos o tres años desempeñan, tiene ya otras exigencias, requiere de nuevos conocimientos, de talentos distintos, de otras capacidades. Términos como upskilling, reskilling, retraining, skills gaps, son ya de uso común, poniendo de relieve la tendencia general. Para 2022, las habilidades necesarias para desempeñar la mayor parte de los trabajos habrá cambiado de modo significativo, y por lo menos el 54% de los empleados necesitará una capacitación de seis meses o más. 

Ante esta disyuntiva, las mismas empresas y organizaciones se ven ante la necesidad de decidir entre invertir en infraestructura tecnológica, o en la capacitación de sus empleados. Hoy, sólo el 30% de empleados ha recibido algún tipo de profesionalización por parte de la empresa para la que trabajan, además de que suele tratarse de una inversión dirigida a empleados específicos y de alto nivel; es menos probable que se implemente la capacitación como parte de un programa transversal. El 65% de las organizaciones espera que sus empleados se adapten y adquieran nuevas habilidades sobre la marcha; es decir, que los empleados asuman la responsabilidad de su propia capacitación.

El súper empleado

El nuevo panorama laboral no sólo requerirá de la adquisición de conocimientos relacionados con las tecnologías emergentes. Según el informe del WEF, para asegurar la vigencia laboral, será necesario que el empleado cuente con ciertas habilidades que aumentarán su valor y su demanda: creatividad, originalidad, iniciativa, pensamiento crítico, atención al detalle, persuasión y negociación. Las cualidades personales de mayor demanda serán la resiliencia, la flexibilidad y la capacidad de resolver problemas complejos, la inteligencia emocional, el liderazgo y la influencia social. 

Esta lista sugiere una serie de rasgos de personalidad, más que habilidades o capacidades que se pueden adquirir en un curso de seis meses. La pregunta es obligada: ¿es realista pensar que uno se puede blindar en contra de los efectos de desplazamiento de la Cuarta Revolución Industrial? ¿Existe una preparación profesional a prueba del futuro? ¿Debe haber un límite?