¿Músicos reales o avatares?

La pandemia canceló los conciertos presenciales y puso en aprietos a la industria de los conciertos. La creatividad tuvo que salir al rescate con un concierto en el videojuego Fortnite de Travis Scott, un show en Minecraft y una presentación virtual del cantante The Weeknd en TikTok. De esta manera, los músicos pudieron interactuar con sus fans en una nueva forma, pero su éxito nos hace cuestionar: ¿estamos ante el futuro de los conciertos totalmente virtuales?

De acuerdo al podcast de The New York Times “Will Pop Music of the Future Rely on Actual Musicians, or Avatars?”, los conciertos virtuales que surgieron son el principio de lo que podremos ver en esta nueva década. Un ejemplo es la startup Wave, responsable del concierto de The Weeknd, que se dedica a hacer tours de realidad aumentada en plataformas como Twitch para gamers o TikTok. La experiencia no es como solo ver un video.

En el caso de The Weeknd, su avatar (que no buscaba crear una imagen fidedigna sino aprovechar los elementos digitales para hacerse gigante, por ejemplo) cantó en el evento duró 20 minutos y presentó una nueva canción. Sin embargo, los espectadores eran la estrella principal con su nombre de usuario que aparecía en el evento y la opción de distintos elementos interactivos como editar el cielo oscuro de fondo o decidir si querían que el avatar del cantante lamiera una rana digital.

Además, tenía una sección de comentarios para que los fans convivieran entre ellos y pudieran aparecer sus opiniones en letreros dentro de la presentación. El resultado: 2 millones de personas lo vieron y se repitió la transmisión del evento en las cuentas oficiales de TikTok en Rusia, Japón, Sudáfrica y Malasia.

TikTok va más allá de celebridades de alto perfil, ya que su influencia en el mundo de la música tiene que ver con el alcance de su viralidad. Muchas de las canciones más populares de 2020 salieron de esta red social. En videos de 15 segundos (aunque la canción dure más) tienen la capacidad de hacerse virales con bailes, chistes o como fondo de tutoriales de cualquier persona, pero aquí entra uno de los problemas principales: todos ubicamos la canción pero no al cantante.

Esta nueva forma de viralidad en la que la canción está separada de la imagen del artista es una de las razones por las que se crearon aplicaciones como Jadu que proyecta hologramas 3D de artistas que puedes compartir en videos en Instagram o TikTok. Con esto busquen que, al mostrar el holograma del cantante, puedan ponerla la cara a la canción, devolverle la fama que le pertenece y tener la misma viralidad potencial.

Por otro lado, entra la cuestión de derechos. Si el avatar puede reemplazar la presencia física del cantante, las disqueras o las compañías de estos avatares podrían quedarse con los derechos de esas imágenes virtuales. En la pandemia el reemplazo físico de las celebridades fue inevitable ya que no podíamos tener un concierto en persona pero ante el éxito y disponibilidad inmediata digital de tener al cantante peinado, arreglado y listo para salir, ¿qué evitaría que se volvieran el reemplazo cuando la persona este de viaje, enferma o con algún impedimento y mande a su avatar para cumplir con el evento?

A pesar de parecer tener ventajas obvias, el futuro sigue incierto. Cuestiones como los derechos de los artistas sobre su imagen, los ingresos de cada concierto físico y el deseo de las personas de vivir su vida offline en cuanto podamos salir de nuevo, podría evitar que crezcan. A pesar de esto, el objetivo de todos estos esfuerzos parece ser el primer paso de la extensión de los humanos en su versión digital y permitiría un negocio de nicho para fans que no pueden asistir a conciertos por su ubicación o condiciones físicas.