Ser mujer y trabajar en México = Desigualdad y retos

Por Mariana Montes. Analista de Medios. UDEM

En México los hombres ganan más que las mujeres. Probablemente has escuchado antes sobre esta realidad, pero, ¿te has puesto a pensar hasta dónde realmente llega su impacto? Si bien la situación es sumamente compleja, Lorena Bazaldúa Zúñiga, María Fernanda Briones Ayala, Marcela Tobías Hinojosa y Diego Adrián Pérez Martínez, estudiantes de la Universidad de Monterrey, ofrecen algunas respuestas.

El y las alumnas de la Escuela de Negocios plasmaron sus hallazgos en el estudio “La brecha salarial de género en México: una comparativa regional y nacional”, hecho comparte de su Proyecto de Evaluación Final.

En este documento afirman que, a nivel nacional, con un análisis general sin controles, las mexicanas perciben un salario 19.1 % menor que el de los hombres. Pero no todas las regiones del país cuentan la misma historia: ya con controles aplicados, la zona sur presenta una brecha menor en comparación con la del centro y el norte. Es necesario hacer una aclaración. Todos los resultados son producto de la utilización de un modelo econométrico logarítmico lineal con datos panel, el cual mide el impacto que tienen ciertas variables y controles en el fenómeno.

Para ser más precisos, el modelo econométrico refuerza la noción de que el sexo, las circunstancias culturales y de estereotipos, la clase socioeconómica y la región son algunos factores con influencia tanto en el salario de las mujeres como en la tasa de desempleo.

NO SALIMOS DE LOS ESTEREOTIPOS

Los jóvenes investigadores apuntan que la oferta laboral para las mujeres tiende a ser para ocupaciones consideradas “propias de su sexo”, esto es, los oficios o las tareas que generan estereotipos de inequidad y, en buena proporción, son en el sector terciario, donde los salarios son limitados debido a la poca accesibilidad a puestos directivos. Estas pagas son en sí bajas y las vacantes disponibles incluyen trabajos de medio tiempo.

Los efectos de la situación recién descrita son severos: gracias a esta brecha, describen los estudiantes en su proyecto, “muchas veces las mujeres abandonan sus empleos y tienen como destino el sector informal en busca de un mejor salario, a pesar de que los desempleos femenino y masculino van en decremento”.

Y las cosas son aún peores. Debido a que las mujeres tienden a desempeñarse en el sector laboral informal, México aparece en la lista de naciones con mayores tasas de informalidad, incluso colocándose por encima del promedio de sus vecinos latinoamericanos. Todo ello genera las condiciones necesarias para un círculo vicioso: “un aumento en el sector informal provoca igualmente un aumento en la brecha salarial de género”, advierten los estudiantes en el trabajo.

Por si fuera poco, otra de las grandes implicaciones de la brecha salarial de género se encuentra en el aspecto financiero: las mexicanas con acceso a, al menos, un producto financiero (llámese inversiones y valores creados para brindar una ganancia financiera como fondos de inversión, planes de pensiones e hipotecas) es del 65 %, comparado con el 75 % del sector masculino, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera del Inegi.

En conclusión, es difícil ser una trabajadora en México.