FOMENTANDO LOS VALORES A TRAVÉS DE LA LECTURA

Por Mariana Montes. Analista de Medios. UDEM

La escritora y antropóloga cultural estadounidense Mary Catherine Bateson alguna vez dijo: “La especie humana piensa en metáforas y aprende a través de historias”. Utilizando otras palabras, las narrativas —sugiere el pensamiento de esta autora— tienen el poder de que una lección quede bien aprendida. Y un reciente proyecto de 27 estudiantes de la Universidad de Monterrey parece comprobar justo eso. Estas alumnas y alumnos de la asignatura Psicología Cognitiva recibieron un reto no menor: fomentar la lectura entre las pupilas de secundaria de la Escuela León Ortigosa A.B.P.

Las temáticas debían promover la resiliencia y los valores, necesarios para el sano crecimiento de las adolescentes que viven en situación de vulnerabilidad. Alicia Calderón Torres, representante de la Escuela León Ortigosa A.B.P., lo resume así: “Para nosotros es básico tener muchas estrategias para promover los pilares de la educación, como lo es la comprensión lectora. Las niñas vienen con rezago o a veces hasta inmadurez en estas habilidades por su situación de vida”.

Julia Gallegos Guajardo, docente de la materia, ahonda en la solución que encontraron: crear cuadernos de trabajo donde cada historia elegida sirviera para impulsar las seis virtudes y las 24 fortalezas de carácter propuestas por los doctores Martin Seligman y Christopher Peterson, considerados pioneros de la psicología positiva. Dichas virtudes son la templanza, la sabiduría y el conocimiento, la trascendencia, el valor, la humanidad y la justicia. Aparte, cada virtud posee fortalezas de carácter correspondientes. Por ejemplo, al valor lo integran cuatro fortalezas de carácter: valentía, perseverancia, honestidad, y vitalidad.

Añade que la iniciativa va mucho más allá de las calificaciones aprobatorias de sus estudiantes. Esto es poner al servicio de los otros las habilidades adquiridas: “Me parece que el punto clave de proyectos así es trascender en el servicio”, indica. “Lo que lo hace particularmente importante es que nace de la Escuela León Ortigosa: es algo que ellos proponen, de una necesidad real, tangible, inmediata”. Y es que no limitaron sus esfuerzos a meramente sugerir lecturas. A sus entregables agregaron juegos como sopas de letras, memoramas, y serpientes y escaleras, además de reflexiones para reforzar todo el aprendizaje. La idea es que sean lecciones para toda la vida.

La actividad también marcó a las y los estudiantes de Julia. La alumna Ana Paula Cázares Acévez lo dice mejor: “Nos impactó mucho que, después del proceso complejo de la elaboración de nuestros proyectos, pudimos llegar a ser parte de algo más grande que nosotros, a contribuir a este propósito de que las niñas no solo aprendan a leer, sino que aprendan su valor”, comparte. “Para las niñas, un aspecto clave en el aprendizaje es su situación de vida en particular, por lo que ubicar a cada una de las niñas en su contexto va a influir en lo que cada maestra pueda recomendar. Vale la pena sugerir lecturas que enseñen sobre el optimismo y la resiliencia”.