Todos somos famosos

Chris Hayes, el anfitrión de MSNBC, escribió un artículo en la revista New Yorker, en la que argumenta que todos somos famosos. Y, aunque suene muy ególatra y raro decir eso, es cierto de alguna forma. Estamos en la era de redes sociales en las que todos estamos a un post, story, tiktok o tweet de volvernos virales y por ende, famosos.

Ahora, si todos somos famosos, ¿no sería que nadie es famoso porque todos seríamos iguales? Correcto, pero cómo plantea Hayes esta pregunta, esta fama no la tendremos todos, pero sí viviremos con el fantasma de esta. Ya que muchos de nosotros estamos buscando validez en este extraño lugar llamado las redes sociales que realmente no puede dárnoslo y, que siendo, honestos, no conocemos ni nos interesan las personas que están al otro lado de la pared virtual.

Este espacio es hueco, lleno de likes, emojis, videos y mensajes que solo satisfacen un deseo de atención, pero que no debemos confundir con reconocimiento. La cantidad de contenido que generan personas promedio alrededor del mundo es excesiva. Y la privacidad es cuestionable. Si alguien postea algo que se vuelve viral, no abre la puerta, sin pensarlo, a que en dos segundos podamos hacer un clavado para ver toda su información en Facebook, Instagram, etc. Una persona común y corriente se puede convertir en un espía nivel experto y, a la vez, comparte mucha información que cualquier extraño podría ver.

Y no se trata de que ahora seas paranoico, sino de entender como hay más información en internet de la que había hace décadas y ahora puedes saber hasta cosas que no querías y que están ahí disponibles 24/7. Ahora, regresando a la fama, las personas que te dan “like” o comentan en tu feed, no las ves como personas sino como una respuesta que te da atención y esto es todo lo que el propio medio de las redes te puede dar. No quiere decir que ya deshumanizaste a tus amigos y conocidos, sino que buscas que miles de extraños te den like y te sigan, pero no creas una relación con ellos ni te interesa conocerlos. El reconocimiento que tanto buscamos es un tipo de atención muy diferente y que se basa en mérito, no en números de personas que te ven.

Ahora, las redes también tienen un lado positivo en el que, si sabemos manejar esta “fama” posible, podemos llamar la atención a temas de importancia, conseguir reunir fondos sin tener que conocer a todos y generar movimientos que aporten para mejorar la sociedad. Lo importante es ser conscientes de como funcionan las cosas para usarlas de forma adecuada y no dejar que afecten nuestra salud mental.