Yoga: la ciencia de la mente

Por Yesenia Reyes, colaboradora UDEM en Dirección de Comunicación y Mercadotecnia

Cierra por un momento tus ojos. Inhala profundo. Siente en tus fosas nasales ese delicado aire que, al mismo tiempo infla tu vientre, va subiendo hacia el área del pecho obligando a tu espalda a colocarse erguida sin tensarse. Exhala lento, suave y ahora siente el movimiento contrario cuando el aire recorre tu cuerpo hacia abajo, se desinfla tu estómago y ahora sale por tus fosas nasales. Abre de nuevo tus ojos… ¿Cómo te sientes? ¿Qué hizo tu mente? ¿Pudiste concentrarte y hacerlo?

Las respuestas a estas preguntas son tan distintas como las personas que lo hayan hecho y las que no. Este ejercicio puede explicar qué es el Yoga. Es decir, la unión del cuerpo con la mente y el espíritu en cada acción y momento.

Sri Swami Satchidananda, maestro espiritual y monje hindú que tradujo Los Yoga sutras de Patanjali menciona en la introducción de dicho libro que, cuando se menciona la palabra yoga, la mayoría de las personas piensan de inmediato en posturas físicas que flexibilizan, reducen la tensión y calman la mente.

Crédito: Foto de Junseong Lee en Unsplash.

Como bien expuso el Swami, este es un aspecto de la ciencia del yoga, pero en realidad solo es una parte muy pequeña y desarrollada recientemente. El Yoga físico o Hatha Yoga, fue creado para facilitar la práctica verdadera del Yoga, es decir, el entendimiento y dominio completo sobre la mente. Por ello dice Satchidananda, “el significado actual de Yoga es la ciencia de la mente”. 

Desde la perspectiva del Yoga, cada Ser tiene cinco cuerpos compuestos por grados de energía progresivamente sutiles, los cuales son denominados como “kosha”. Cada kosha, que en sánscrito significa envoltura, representa un nivel de conciencia que va desde el más profundo hasta el más refinado. Según se describen en una escritura clásica del yoga llamada Taittiriya Upanishad, estos cinco cuerpos son:

  1. Cuerpo Físico – Materia (Annayama).
  2. Cuerpo de Prana o Energía (Pranayama).
  3. Cuerpo Mental o de Pensamiento (Manamaya).
  4. Cuerpo del Conocimiento o Intelecto (Vijnamaya).
  5. Cuerpo del Gozo o la Alegría, el deleite, la felicidad (Anandamaya).

En ese orden es como se van conectando uno con otro, como en una analogía de la matrioshka, las muñecas rusas que dentro del interior de cada una albergan la presencia de otra.

Como toda filosofía de vida, en el Yoga, este es el camino de búsqueda que los seres humanos venimos a experimentar hasta encontrar la autorrealización. 

Es decir, hay quienes encuentran en esa búsqueda consciente una especie de inspiración y deleite y desde ahí es que se mantienen abiertos y dispuestos a vivir. También están quienes prefieren experimentarlo sin acceder a la conciencia de ello.

Crédito: Foto de Hans Vivek en Unsplash.

Si nunca habías escuchado esta parte profunda del Yoga, quizás ahora entiendas a los practicantes de posturas cuando te cuentan las maravillas que sienten en sus prácticas. Y sí, también están quienes digan que para nada es lo suyo. En todos los casos, el Yoga por sí solo está aportando beneficios a las personas que se atreven a vivirlo.

Pensar en esta filosofía desde las posturas con el cuerpo fue lo que funcionó (y sigue funcionando) en occidente para que las personas lo comenzaran a experimentar. Entonces, si luego de haber hecho el ejercicio del inicio te permitiste sentir (lo que sea que hayas sentido), muy seguramente se despertó en ti una ligera curiosidad por experimentar más sobre ello. A través de estas letras, te invito a que experimentes el yoga si te hace sentido comenzar a mover tu cuerpo y recibir las bondades que van más allá de sudar y tonificar los músculos.

¡Hazlo! Me encantará encontrarnos en el camino.