Al frente de la clase: Equipando a México, A.C.
Miguel encontró su sentido de vida en la UDEM. Cree que hay un antes y un después en su existencia desde que entró a la universidad y, sin esta, nunca hubiera llegado a este proyecto. Hoy en día es el Coordinador General y de Voluntarios de Servicio Social de Equipando a México, A.C., y nos cuenta que todo fue culpa del profesor y mentor Héctor Gómez de la Paz, a quien hay que darle “demasiado crédito” por llevarlo hacia ese camino.
Gracias a lo que el profesor Héctor le enseñó en la clase de Sostenibilidad, Ética y Responsabilidad Social, empezó la idea de sumar a esta asociación sus conocimientos que siguió cultivando en dos clases más: Emprendimiento Social y Plan de Negocios.
Equipando a México, A.C., fue fundada en 2015 por Érick Guerra, ExaUDEM que también fue motivado por el profesor Héctor Gómez de la Paz, pero fue Miguel quien aportó una nueva visión y plan de acción al proyecto. Se dio cuenta que, para lograr los objetivos, necesitaban una misión más clara y un “cómo”.
Creó cuatro programas: salud, educativo, social y ecológico, y los complementó con la educación escolar de los niños y las niñas. Con la intención de darles una formación integral, en la asociación se enfocan en pequeños de primero a quinto año de primaria que están en el sistema público en San Pedro y la colonia San Pedro 400, bajo el lema y misión de: “Todo lo que no están aprendiendo en la escuela y casa, lo están aprendiendo en Equipando a México”.
Sin detenerse por la pandemia, se adaptaron a la educación a distancia lo más pronto posible y de la mejor manera. En dos semanas, al inicio de la contingencia, hicieron talleres semanales para los niños y niñas en cápsulas de videos que subieron a YouTube y Facebook para que los vieran en su tiempo libre. Por supuesto, evaluaron primero si los niños tenían internet y dispositivos para verlos; solamente el 40% contaba con ambos. Para llegar más lejos, participaron en un concurso de Lenovo y consiguieron 20 computadoras para los niños y niñas, además de un concurso en San Pedro en el que recibieron 250 mil pesos para conseguir tabletas.
Han pasado tres años desde que Miguel llegó al proyecto y no ha parado de monitorear el tema cada semana. El servicio es el valor que más le ha fomentado el proyecto y está orgulloso de que pueda impactar positivamente en niños que han sufrido violencia o abuso, tratando de crear un futuro más alentador para ellos y limitar el crecimiento de estos patrones negativos.
Actualmente, más de 50 voluntarios se han sumado y generan un impacto en más de 200 niños y niñas tanto de forma presencial como online. El futuro es llegar a todo Monterrey y distintos municipios de Nuevo León para ayudar a mentes jóvenes a que su educación no se limite a las cuatro paredes de la escuela ni de la casa, sino que el mundo esté a su alcance.
Este proyecto es parte de la selección de la convocatoria Proyectos que inspiran PR21, creada en colaboración con Beatriz Cornejo y Alejandro Ceballos, estudiantes del programa de LCIC.