Alexandria Ocasio-Cortez es la Wonder Woman que inspira a millones
Es imposible no quererla (parece que el único que no la quiere –y no la aguanta– es Donald J. Trump). En 2018, esta increíble neoyorquina de 30 años realizó algo inédito: le arrebató la candidatura demócrata a Joe Crowley –llevaba casi 20 años siendo el representante de Queens, NYC, en el Congreso– para las elecciones intermedias de 2018 y, unos meses después, ganó cómodamente su curul para, desde el Capitolio, hacerle la vida imposible a los republicanos conservadores y que piensan que todavía viven en 1950.
Es la representante más joven en el Congreso, pero eso es lo de menos, ya que los medios conservadores la critican por su agenda “progre”: presionar fuertemente por “Medicare for All”, exigir la abolición de la Ley de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (ICE), proponer la legislación para sacar grandes cantidades de dinero de la política y tener administraciones más austeras… estas son algunas de sus iniciativas en el ojo del huracán y en las críticas republicanas. Alexandria es la heredera natural de Barack Obama.
Es hija de una pareja clasemediera de puertorriqueños de diferentes países: su papá nació y murió en el Bronx; su madre nació en la isla. Desde niña y adolescente, sabía que tenía que salir adelante para defender a los más vulnerables de un sistema político oxidado (o, incluso, podrido): en 2008, cuando tenía 18, observó cómo la avaricia de Wall Street dejó en precipicios financieros a millones de estadounidenses, incluida ella y su familia, mientras veían cómo su papá fallecía en esos meses por cáncer de pulmón. En pleno dolor, vio también cómo el gobierno de Bush hijo rescató a Wall Street e ignoraba a familias como la suya. Aprendió cómo Washington protege a los ricos y poderosos, y menosprecia a las familias trabajadoras como la suya.
Después de graduarse de la Boston University con una deuda monstruosa, AOC (como se le conoce mejor) regresó a NY y empezó a trabajar como organizadora comunitaria. La situación económica no era fácil, por lo que tuvo que empezar a trabajar en restaurantes como bartender con salarios muy bajos y jornadas largas (dicen que hace unas margaritas espectaculares). En 2016 se metió más de lleno a la política y trabajó en la campaña de Bernie Sanders; un año después, se aventó al ruedo y logró domar al toro, al ganarle al todopoderoso Crowley.
A partir de ahí, todo ha ido en ascenso. Según la revista Time, en 2019 fue la política estadounidense más mencionada en medios, solo después del presidente Trump; su revolucionario plan ecológico “Green New Deal” ha acaparado espacios importantes en discusiones políticas, al grado que llegó al escritorio de la Oficina Oval de la Casa Blanca; de tener 49 mil seguidores en Twitter en julio de 2018, hoy en día tiene 7.6 millones -Un día tuiteó cuál era su lipstick favorito (el intenso rojo que usa en audiencias y en sesiones) y se agotó en cuestión de horas en la tienda online.
AOC es la esperanza de millones de jóvenes de Estados Unidos –y de todo el mundo, ¿por qué no?– de que se puede ser mujer, joven e hispana y conquistar el mundo, a pesar de lo que digan los demás. Es el ejemplo de que, aunque la corrupción y las políticas de antaño siguen dominando la vida política de los países, el verdadero poder en una democracia recae sobre el pueblo. ¿Lo mejor? AOC apenas está comenzando. ¿Su futuro? Quiere seguir creciendo y acercarse más a las cúpulas de poder para transformarlas. ¿Presidenciable? No lo sabemos, todo puede cambiar. Pero eso sí: sin los Obama, Hillary Clinton o Bernie Sanders en el ojo público, ella es la verdadera Wonder Woman.
Este verano, en 360º UDEM llevaremos mini fichas de personas que nos inspiran todos los días, ya sea por sus acciones, su trabajo, sus palabras o su bonhomía. Léelas mientras desayunas, estás en la alberca, entre los juegos de mesa con tu familia.