El siguiente capítulo: epidemia

El fin de la pandemia, aunque parece que ya estamos muy cerca, no es un fin tan obvio. Las variantes como la Delta, el ritmo disparejo de vacunas y el aumento de casos en EUA y China, nos quitaron la ilusión de salir sin máscaras y regreso la ansiedad por enfermarnos. Entonces, ¿cuándo veremos el fin del COVID-19? Nunca, pero si se convierte en una epidemia, podremos respirar más tranquilos.

Enfermedades como la gripa o la influenza viven todos los días con nosotros. La esperanza es que el COVID-19 se convierta en este tipo de enfermedad endémica. Pandemia, como bien sabemos ahora, es una enfermedad que se esparce rápidamente entre países y continentes afectando a un porcentaje significativo de la población.

Técnicamente no hay una gran diferencia con una epidemia, pero se considera que la percepción que las distingue tiene que ver con el nivel de amenaza colectivo de las personas. Entonces, una epidemia es una enfermedad que puede tener brotes por temporadas y que afecta principalmente a un grupo de personas en ciertas regiones pero que no se convierte en global.

Pensemos en la varicela, por ejemplo, y en ciertas regiones del mundo, el SIDA.

Son enfermedades que no hemos logrado erradicar pero que no limitan la convivencia diaria y tenemos ya vacunas o tratamientos para ellas. En el caso del COVID-19, se espera que suceda lo mismo que con la influenza H1N1, que sigue existiendo pero que solo suceden brotes cada par de años y sus efectos son locales. Si logramos llegar a niveles bajos de hospitalización y de muertes, podremos considerar que empezamos el siguiente capítulo en el que se convierta en una enfermedad respiratoria más.

Lo que seguramente no podremos eliminar será el uso de mascarillas, vacunas de refuerzos y medidas adicionales en los meses de invierno. Se predice que esas temporadas sean la más propensas a tener rebrotes.

Las buenas noticias son que el COVID-19 eventualmente perderá su fuerza. Lograremos la inmunidad de manada, subirán los números de vacunas –posiblemente por medidas obligatorias en algunos países–, y al subir los anticuerpos poblacionales lograremos que el virus tenga menos cuerpos que infectar y podremos pasar a un capítulo sin pandemia.