El superpoder de una sonrisa

Si le preguntas a estas tres mujeres sobre su superpoder favorito, probablemente todas responderían que la risa. Isabel Martínez González, Paulina Martínez Ramos y Lorena Villarreal de la Garza, recién graduadas del Psicopedagogía de la Universidad de Monterrey, se inspiraron en superhéroes y en la risoterapia creada por Patch Adams, doctor y activista, para hacer un impacto positivo en los niños.

Con el nombre “La Magia de curar”, las tres diseñaron un plan estratégico para sensibilizar al personal médico sobre su trato a los pacientes infantiles. Entienden que ellos tienen la monumental tarea de cuidar el bienestar físico de los pequeños, pero el trato al hacerlo puede ser frío y afectar, sin querer, la parte emocional de los pacientes.

La magia de curar consiste en un taller de ocho sesiones con un modelo de aprendizaje experiencial dirigido a los profesionales de la salud, como médicos y enfermeros, en donde se profundiza en el tema de la humanización de los cuidados del paciente pediátrico. Elegimos cinco componentes principales: el autocuidado del profesional de la salud, la atención a las emociones, la calidez del trato, el juego, la comunicación y la calidad del entorno”, explicó Isabel. 

La temática principal son los superhéroes que usan tanto en el diseño, en cómo implementan el taller que usa el Kit de las sonrisas, un paquete con juguetes y actividades que les permiten a los niños ser niños en un momento complejo. Además buscan que las familias conecten con ellos mediante el juego y se humanice el proceso.

Confían en su éxito. Es un concepto que se ha explorado previamente y que gran parte del personal médico conoce, pero solo requerían de las herramientas que La magia de curar puede aportarles para ayudarles a mejorar su trato. Y aunque la pandemia ha limitado su alcance, se enfocaron en armar los kits y buscar otros territorios que puedan ayudar, como es la Fundación Akafi en Madrid, donde esperan poder seguir el proyecto más allá de México.

“Nuestra ilusión es que un hospital deje de ser un lugar de miedo para los niños, y se convierta en un lugar donde se puedan sentir en casa, seguros y, sobre todo, sigan sintiéndose como niños”, contó Isabel en entrevista con la UDEM.