Impermanencia: inicios y finales
Por: Ariadna Montelongo Valdés, colaboradora UDEM en VICME
Hace un tiempo pasaba por una etapa difícil en mi vida; momentos de ajustes y decisiones complicadas que me resistía a tomar y recurría a Dios por una señal para saber qué rumbo tomar… y así como mandado del cielo, de pronto vi un letrero pintado en una barda cercana a mi casa que decía “impermanencia” (adjunto evidencia). La palabra retumbó en mi interior y dejó un eco y curiosidad por saber más; claramente, impermanencia hace referencia a algo que no es permanente, pero ¿cuál era el mensaje entre líneas? Corrí a preguntarle a Google por más.
Encontré que la impermanencia es una de las leyes de la filosofía budista que establece que nada en el universo es permanente; todo se encuentra en constante cambio y movimiento, Lo único permanente en la vida es la impermanencia. De la misma forma que las cosas se deterioran, la gente envejece y el agua se transforma, la felicidad no es permanente, el dolor no persiste y aferrarnos a la idea de que lo que tenemos ahora durará por siempre es lo que nos produce sufrimiento.
Ese apego y resistencia de aceptar la impermanencia de todo lo que nos rodea nos condena al dolor, negándonos la posibilidad de avanzar y evolucionar.
Este concepto invita a disfrutar de lo que tenemos sin caer en la idea de aferrarnos a ello, haciendo conciencia de que nuestro paso por el mundo es temporal y nuestra única misión es alcanzar la felicidad y disfrutar el hoy. Valorar cada momento porque es único y jamás volverá a repetirse. Entender el aprendizaje de cada situación.
Para tener un enfoque más científico ante estas situaciones, le pregunté qué son los cambios a Nicolás Campodónico, psicólogo de profesión y director de posgrados de la Escuela de Psicología de la UDEM (por cierto, recientemente ganador del premio Pro Magistro de nuestra universidad). Me mencionó que son eventos significativos que pueden tener efectos tanto positivos, como negativos. De manera positiva, estos refuerzan el sentido de logro y autoestima y abren puertas a nuevas experiencias y conocimientos pues sirven para el crecimiento personal.
Sin embargo, de manera negativa, la incertidumbre sobre el futuro y las nuevas responsabilidades pueden generar ansiedad y estrés. También, dejar atrás una etapa significativa puede causar una sensación de pérdida, especialmente si esa etapa definía una parte importante de la identidad de la persona; la adaptación a la nueva rutina puede ser cansada emocional y físicamente. Es importante mencionar que no existe un proceso fijo de adaptación al cambio, cada proceso lleva su tiempo y energía, sin embargo, se pudiera decir que seguiría estos momentos:
- Anticipación: Se presentan expectativas y preparativos para el cambio inminente, lo cual puede generar emociones mixtas de excitación y ansiedad.
- Transición: Periodo en el que la persona empieza a experimentar el nuevo entorno o rol, con un posible aumento del estrés y la ansiedad.
- Ajuste Inicial: Adaptación a nuevas condiciones y comienzo de la formación de nuevas rutinas y redes de apoyo.
- Estabilización: Consolidación de la nueva identidad y roles y desarrollo de una sensación de normalidad en la nueva etapa.
Nicolás Campodónico recomienda que para enfrentar un momento de adaptación al cambio se busque apoyo social, se desarrolle la resiliencia, se practique el autocuidado y se establezcan metas realistas.
En este aspecto, la Universidad de Monterrey ofrece diversos servicios de apoyo para acompañar a los estudiantes durante estas transiciones. Entre los servicios más destacados se encuentran:
- Tratamiento y asesoría psicológica: La UDEM cuenta con servicios de orientación psicológica que brindan apoyo emocional, así como estrategias para manejar el estrés y la ansiedad. Estos servicios se encuentran en el CETIA Y CATCE.
- Tutorías académicas: Orientadores y tutores que ayudan a los estudiantes a adaptarse académicamente y a resolver problemas personales.
- Centros de Bienestar y Salud: Espacios dedicados al bienestar físico y emocional con profesionales capacitados para atender diversas necesidades.
Hoy en día los cambios no han dejado de generar en mí un cierto grado de angustia. Sin embargo, he decidido que no quiero el dolor como parte de mi vida, así que aunque me tome un poco de tiempo, busco aceptar y agradecer en cada situación o evento, así como agradecer la oportunidad que me da la vida para mi propia evolución y aprendizaje.
A nuestros graduandas y graduandos que pronto inician una nueva etapa en su vida, espero que el cambio que esto representa les permita ver el mundo de posibilidades que tienen frente a ustedes sin miedo o angustia ante lo desconocido.
¿Tú cómo reaccionas ante los cambios?