La guerra del streaming
Nos lo han repetido hasta el cansancio: estamos en la era dorada de la televisión. ¿Los responsables? Los servicios de streaming. Compañías como Netflix, HBO Go y Amazon Prime nos ofrecen una gran cantidad de series, documentales y películas que seguro consumes religiosamente. La ventaja competitiva –y, por consecuencia, la guerra– empezó con el contenido propio, los derechos para mantener el catálogo y los nuevos servicios de grandes nombres que hicieron temblar a todas: Apple TV+ y Disney+. El objetivo de esta batalla es obtener millones de vistas al mes con suscripciones globales en aumento, pero ¿podrán con el precio?
Netflix: ¿hola y adiós? Para nada
La prueba de que era necesario crear contenido propio se dio desde el inicio del streaming. El pionero Netflix duró seis años como un catálogo de contenido creado por otras productoras, y su primera serie original, House of Cards, fue el intento de la compañía por generar un ingreso mayor y evitar el alto costo de los derechos y el tiempo limitado para mantenerlos. Fue un hit hasta que, como Ícaro, voló muy cerca del sol y se les quemó el protagonista.
El pánico que generó la partida de Friends, una de las comedias televisivas más vistas en la plataforma, se convirtió en un episodio de quejas y tristeza en Twitter. El costo para mantenerla, y de paso calmar a los suscriptores, fueron 100 millones de dólares por un año más. Ser el gran nombre dentro de esta industria, como Netflix lo puede confirmar, es una constante pelea por tener actores y directores de renombre que puedan atraer toda la atención y el reconocimiento. Con un presupuesto de 8 mil millones de dólares para su programación, en el que el 85 por ciento se destina a contenido propio, su selección debe ser cuidada, especialmente cuando ya no es la única plataforma.
También han roto esquemas: el éxito de Roma (2018), y la buena cantidad de premios que recibió, cuestionó las normas de las premiaciones mientras reforzó la posición de Netflix.
HBO GO: de la mano de dragones conquistó el mundo
Game of Thrones fue un megahit que ayudó a posicionar la plataforma del canal. Con años de experiencia en televisión regular, HBO lanzó al aire esta serie como parte de un plan que no solo apuesta por la calidad sobre la cantidad, sino que la convirtió en el arma decisiva para transformarse de un canal antiguo a una casa productora con un servicio de streaming, lista para competir con cualquiera.
Aunque la plataforma se creó un año antes, en 2010, la cadena lanzó las aplicaciones para iOS y Android solo dos semanas después del episodio piloto, el cual llegó 18 meses antes que House of Cards. Nada brutos: GoT fue un paso premeditado que coincidió con la infancia de HBO Go para incentivar nuevas suscripciones.
Apple TV+: el nuevo niño rico en el barrio
Todos quieren presentar el siguiente éxito del que no se deje de hablar. La nueva plataforma del monstruo Apple lo entiende y se anunció con series originales como The Morning Show, protagonizada por tres pesos pesados: Jennifer Aniston, Steve Carrell y Reese Witherspoon. Su ambición es brutal, no tienen experiencia previa como un canal de televisión y están apostando por un puñado de series y películas que pretenden impactar desde el primer minuto.
Imitando a los que sí llevan años en la industria, espera crear productos de conversación con See, For All Mankind y Dickinson, y emular el éxito que vivieron en su momento Sex and the City, The Sopranos y The Wire en HBO, por ejemplo. Para esto, se apoyan en la capacidad de reunir lo mejor según la crítica: Steven Spielberg y Sofía Coppola. ¿Algo más?
Amazon Prime Video: “Just.Do.It”
Amazon Prime Video es el jugador silencioso pero atento. Su estrategia es a largo plazo con tres canales: Amazon Studios (contenido original), Amazon Channels (suscripciones incluidas a canales externos como Showtime y HBO) y Amazon Sports (que incluye contenido de la NFL, UFC y la Premier League). Al ser parte de una suscripción a la plataforma online de la tienda, la membresía a la plataforma de streaming viene incluida en todos los programas de Prime regulares. ¿Su mayor logro a la fecha? Producir una serie de El señor de los anillos. El factor decisivo fue la habilidad de conectar contenido y comercio en este trato. Los representantes de Tolkien quedaron convencidos con la posibilidad de unir el contenido visual con los libros, el principal negocio de su empresa. La unión de todos los ele- mentos, más los beneficios del retail, hablan de la capacidad del gigante para ofrecer todo en uno.
Disney+: no hay que llegar primero, hay que saber llegar
El miedo de todos los competidores ya está aquí: Disney+ no solo se presenta con producciones originales, sino que recupera los derechos sobre sus películas y series que había “prestado” a la competencia. Al quitarles el contenido, mantiene la exclusividad y obliga a los consumidores (como HBO Go) a contratar un servicio más para poder verlos. Lo curioso es que en un anuncio sorpresa, Disney+ reveló que también tendrán los derechos digitales de Los Simpsons. Recordemos que en 2019 The Walt Disney Company adquirió a 21st Century Fox y 10 años antes, a Marvel, lo que extiende las opciones para su catálogo más allá de caricaturas, películas clásicas y próximos estrenos.
Todo está en nuestras manos
El ciclo de creación sin límite está fomentado por nosotros, los consumidores. Demandamos una gran cantidad de contenido de distintos géneros y eso nos da una gran parte del control. La nueva ola de competencia nos asegura que siempre tendremos entretenimiento garantizado con películas, documentales y series al gusto; pero consideremos por un momento cómo podemos usar este poder.
La decisión de qué serie, película o documental veamos, inclina la balanza hacia el tipo de contenido que habrá en el futuro. Los números de vistas guían las cancelaciones y la existencia de las siguientes temporadas. El destino de las cinco grandes plataformas actuales está en nuestras manos y en la capacidad de nuestros bolsillos para convertir la batalla en un festín de contenido que demande calidad sobre cantidad.
Texto por Nuria Ballesteros; ilustraciones por Jeniffer Villa.