Las señales no eran rojas ni octagonales

¿Alguna vez te has preguntado por qué las señales de tránsito son rojas y octagonales? Todo comenzó con el padre de la seguridad vial, William Phelps Eno, neoyorquino que fue el primero en proponer que debían existir medidas de seguridad y señalamientos en EUA. Dedicó su vida a esta causa con viajes a Londres y Paris, donde también implementó estas medidas e, irónicamente, nunca aprendió a conducir: desconfiaba de los coches y prefería los caballos.

Phelps Eno nació en 1848 en la ciudad de Nueva York, en la que veía de primera mano el caos que existía por la falta de señalamientos entre los carruajes de caballo, bicicletas y posteriormente, los coches. Le preocupaba la seguridad de las personas, así que escribió en 1900 el artículo “Reforming Our Street Traffic Urgently Needed” proponiendo esta señalización que no fue bien recibida al principio, como sucede con las grandes invenciones.

De acuerdo a un artículo en The New York Times Magazine, no fue hasta 1915 que se instalaron las primeras señales de alto en Detroit. Eran cuadradas con el texto en negro y fondo blanco para maximizar el contraste. La siguiente versión, años después, cambió el blanco por amarillo. Fue hasta 1923 que apareció la forma octagonal que sigue vigente hasta hoy.

La razón detrás de esto es la asociación que hay entre la geometría y seguridad. Ingenieros y diseñadores siguieron una idea sencilla: mientras más lados tenga un señalamiento provoca más niveles de peligro. Bajo este criterio, el círculo con un número infinito de lados “grita” peligro; el octágono, con ocho lados, es el segundo nivel de alarma, seguido por el diamante y finalmente, la “calma” del rectángulo y el cuadrado los convierte en informativos.

El color rojo, es decir, la estandarización de este tono como el oficial, no sucedió hasta años después de tener la forma definida. En 1935 se escribío el “Manual on Uniform Traffic Control Devices“, documento de 166 páginas con los primeros estándares que recomendaba una señal de ‘Alto’ blanca con letras negras. Después se propuso el amarillo, ya que, aunque el rojo siempre se había asociado con “alto”, los materiales de color en los treintas no estaban tan avanzados y el amarillo tenía una mayor resistencia al clima (además de que se reflejaba mejor en la noche). Fue hasta 1950 que se desarrolló un tono reflejante más poderoso de rojo que logró sustituir al amarillo. Y finalmente, en 1954, cuando se reviso dicho documento, se comenzó a exigir como estándar el fondo rojo con letras blancas que la mayoría de Asia, Europa, África y América siguen.